El sólo hecho de haber perdido el ayuntamiento de Cuernavaca y llevado al Congreso local ocho diputados, de dudosos triunfos, muestra que los gobernados no están contentos con el desempeño del gobierno en turno en estos dos años nueve meses.
Tras la justa, se argumentó que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) seguía siendo, con base en la cantidad de sufragios obtenidos, la primera fuerza política en la entidad, pero no es así, porque estaría colocándose en segunda posición, después del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y eso debe ser motivo de preocupación oficial.
Insistimos, buena parte de esos “triunfos” alcanzados por la “izquierda” perredista en la entidad están manchados de toda clase de artimañas, desde los primeros niveles del ejercicio del poder se debe tener conciencia clara de que, sin las presiones, amenazas, y compra de voluntades, seguramente más de la mitad de los “logros” no se habrían alcanzado.
En esta casa editorial, en su oportunidad le mostramos hasta imágenes de las maniobras que, con el apoyo indebido de su pareja sentimental, Ricardo Robledo, subsecretario de Gobierno, la entonces candidata a la diputación federal por el tercer distrito y hoy ya electa, Lucía Meza Guzmán, sometía a grupos de transportistas a fin de que se “alinearan” con ella y su partido.
Y mire que fue precisamente en la región oriente donde supuestamente ganaron el mayor número de distritos locales, aunque perdieron casi todas las alcaldías, ¿no es algo contradictorio?, por eso insistimos en que se antojan victorias de dudosa transparencia.
Es decir, el gobierno estatal no puede caer en el autoengaño, debe estar consciente de que quizá la mitad de los espacios alcanzados en esta elección, fueron por la vía del manoseo, el chantaje y el sometimiento, y asumir que se tendrán que modificar actitudes, políticas públicas y “congelar” a dos o tres personajes con influencia en las decisiones gubernamentales que, todo parece indicar, en este primer trienio ya se hicieron millonarios vía contratos de obra y adquisiciones.
Si lo anterior no se da, la percepción ciudadana en el sentido de que, desde la administración estatal se viene desmantelando a Morelos, continuará creciendo y podrían irse generando condiciones para una reacción en masa, cuyas consecuencias pudieran ser bastante complicadas.
No se requiere de mucho talento para entender que, independientemente de un desgaste muy temprano de quienes encabezan las instituciones, los resultados electorales les fueron adversos por otros dos o tres factores que necesariamente alimentaron el sufragio en contra.
Una relación de conflicto con la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y su rector, Alejandro Vera Jiménez, sobre todo a partir del asesinato del catedrático Alejandro Chao y su esposa. Este fenómeno, incluso, le dio fuerza y crecimiento a la figura de Vera, y hoy es una voz con credibilidad.
El visible distanciamiento con el obispo de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, que sin mucho esfuerzo pudo reunir a cerca de 20 mil personas en una marcha contra la inseguridad unos días antes de la justa electoral. Se puede no ser católico, pero políticamente es un error pelearse con esa iglesia. Por lo tanto, se tendrán que recuperar esas relaciones a fin de poder enderezar el tejido político-gubernamental en la entidad, ¿no le parece?.
Y después del error, ¿adiós a Meade en Sedesol?
Pero entre tantos excesos que se cometieron a partir de las mismas instituciones gubernamentales en torno a las elecciones, la Federación tendría que valorar una reestructuración de mandos en la delegación de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) en la entidad, porque quedó claro que el señor delegado, Jorge Meade Ocaranza, orientó todos los esfuerzos y presumiblemente recursos federales, para apoyar el proyecto electoral del gobierno estatal.
No le importó incluso que la hija de su mujer, Cecilia López González, fuera candidata del Partido Revolucionario Institucional por el primer distrito local, aún así, lo menos que se aprecia es que hizo lo que a su alcance estuvo para coadyuvar ilegalmente a favor de la fórmula que encabezó Jorge Messeguer Guillén en la búsqueda de la presidencia municipal de Cuernavaca.
Claro, la determinación de llamar a cuentas al delegado tendrá que ser incluso por encima de la secretaria de Sedesol a nivel federal, Rosario Robles Berlanga, porque seguramente ella no tendrá el menor interés en hacerlo, ya que sigue siendo parte de las estructuras de esa izquierda perredista, por eso le soltó las manos a Meade Ocaranza.
Es decir, esto debe salir de la Secretaría de Gobernación, el titular, Miguel Ángel Osorio Chong, pareciera ser el funcionario competente para inducir la toma de decisiones sobre el caso, a fin de corregir interiormente lo que se necesite y que seguramente es demasiado.
Meade se sigue asumiendo como priísta, incluso buscó deslindarse de la decisión de su hijo, Jorge Meade González, cuando éste asumió la coordinación de la campaña de Messeguer, respondiendo que había sido una decisión personal, pero se asegura que lo anterior fue producto de una negociación, que incluía condicionar la entrega de apoyos a través de los distintos programas asistenciales al apoyo a favor de esa fórmula amarilla por la capital del estado.
Pero, además, así se apreció ya en el proceso de las campañas, por esa razón, lo más sensato es que se haga una revisión y hasta auditoría a la gestión de Meade para el deslinde de responsabilidades y en caso de haber malos manejos, tomar las determinaciones que conforme a derecho haya lugar y lo primero tendría que ser separarlo del cargo, no vemos otra salida.