Pero lo que seguimos apreciando es un desajuste en el entendimiento y relación de los tres niveles de gobierno, poderes públicos, partidos y organizaciones, que para nada abona en la concordia, armonía y paz que requiere la entidad para poder pensar en un trabajo que se traduzca en desarrollo.
Claro, nos encontramos en un periodo electoral que suele llevar a una batalla campal entre fuerzas políticas diversas, por la disputa del control de los espacios de poder, algo por cierto nada nuevo, no obstante, alguien tendría que llamar a la cordura y buscar puntos de conciliación, porque el enfrentamiento no conviene a nadie y menos en las condiciones en las que nos encontramos en este momento.
Y aquí sería interesante que el obispo de Cuernavaca, Ramón Ocampo, fuera más preciso y denuncie a quien -segun dice él- viene boicoteando la organización de una marcha ciudadana en reclamo de esa paz y armonía perdida hace buen rato, porque se nos antoja una acción bastante atrevida.
Es decir, ya tampoco tenemos la libertad de poder salir a las calles a exigir el cabal cumplimiento de sus responsabilidades a quienes están a cargo de las instituciones “competentes” en la materia, porque fuerzas oscuras tratan a toda costa de desestimular la protesta, en lugar de ponerse a trabajar.
Hace un buen rato que los principales actores de la política y poderes están caminando con base, no en el acuerdo sustentado en el entendimiento, la razón y la intención de resolver la problemática social local, sino en convenios que rayan en la componenda y beneficios inconfesables, lo que pervierte aún más la posibilidad de avanzar.
Bueno, vemos claramente cómo el nombramiento de nuevos magistrados en el Poder Judicial se ha convertido en un conflicto entre el Tribunal Superior de Justicia y el Poder Legislativo, que por las decisiones de la Suprema Corte de Justicia de la Nación parece que los diputados obraron mal, pues intentan revocar del cargo ilegalmente a algunos de los magistrados. Por lo menos uno de ellos ya logró el amparo de la justicia superior y no será sustituido, pero otros dos van por lo mismo, porque la decisión fue echarlos a la calle.
Es decir, se camina con base en pactos jurídicamente inaceptables, a fin de beneficiar a tal o cual grupo en el monopolio del poder, sin medir consecuencias, todo esto nos lleva a un escenario que más parecerá una “cena de negros” que poderes públicos entregados a cumplir con sus compromisos frente a la sociedad y al final del camino, no es nada difícil pronosticar las consecuencias, un desastre, no para ellos, sí para los gobernados.
Urge mayor compromiso de parte de los “servidores públicos”, son muchas las ventajas y satisfacciones que todavía logran con base en cargos de representación o en las estructuras de gobierno, tienen que reflexionar y entender que el país, el estado, y los municipios requieren de mexicanos con lealtad y vocación de servicio o esto terminará mal, más temprano que tarde, ya llegamos al cansancio, frente a tanta corrupción el hilo está por reventarse y es por sus acciones y mal proceder.
Para replay, denuncia de muchachos
Y en otro asunto, el pasado 21 de los corrientes, un grupo de jóvenes buscó a medios de información para hacer una “denuncia pública” en contra del candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al distrito local VIII que comprende Xochitepec y la región poniente del estado, Alberto Martínez.
La instrucción que traían era acusarlo de agresiones en su contra, pero por lo visto no fueron muy bien adiestrados, porque al tratar de dar lectura a un escrito que alguien les hizo, uno de ellos comenzó a tartamudear y cuando los reporteros presionaron, señalándole que “a poco no podía exponer por sí mismo el suceso en el que fue golpeado”, simplemente contestó que “es que nunca nos golpearon, nos mandaron a que dijéramos eso”.
Y luego, con la inocencia que suele caracterizar a los jóvenes, sin tomar en cuenta que estaba frente a medios informativos que todo lo difunden, agregó que “es que no tenemos otro remedio, si no lo hacemos, nos van a despedir del trabajo”. Hasta donde se pudo indagar, porque luego de eso como que se asustaron y no quisieron soltar prenda, parece que laboran en algunos ayuntamientos, entre ellos, el de Xochitepec.
Es decir, que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) estaría impulsando este tipo de “estrategias” y campañas negras para buscar desacreditar a los adversarios, todo acompañado de una campaña de derroche que no tiene precedentes, no por lo menos en el municipio referido, a costa de abandonar a su suerte a la mayoría de pueblos y comunidades que viven en el rezago, el desaseo y ausencia total de obras municipales.
Seguramente la confesión de los muchachos les traerá graves consecuencias, es decir, seguro les van a quitar el empleo y eso es muy doloroso, sin embargo y así fuera por descuido y error suyo, evidenciaron la perversidad de algunos actores políticos que desesperadamente se aferran a privilegios a través de la representación popular.