Ellos siguieron las rutas tradicionales; llevaron a los sindicatos más representativos, uno de ellos el de la Bridgestone-Firestone, que desfiló con más de mil empleados, el Sindicato Único de Trabajadores Electricistas de la República Mexicana (SUTERM), los del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca (SAPAC) y muchos otros que por cerca de hora y media transitaron por las calles céntricas de Cuernavaca.
Y a pesar de que se había considerado inapropiado que aspirantes a cargos de elección popular hicieran presencia en la parada obrera, la aspirante a la alcaldía capitalina, Maricela Velázquez Sánchez; Matías Nazario Morales, quien va por una diputación federal, así como otros cuadros, acompañaron a los contingentes en su recorrido.
Para la candidata tricolor fue un escenario ideal, porque ningún otro de sus adversarios pudo compartir el apoyo de la clase laboral y mire que buena parte de ellos al identificarla, lanzaron aplausos, vivas a su figura, o sea, muy inteligentemente pudo hacer campaña y ante miles de votantes.
Pero además, también fue oportunidad para hacer contacto con miles de observadores del desfile, y a pesar de que no fue la misma concurrencia que suele asistir a este tipo de eventos, de todos modos hablamos de muchos electores, para acabar pronto, se llevó la mañana. Entre otros, estuvo ahí el aspirante tricolor a la comuna de Jiutepec, Rafael Reyes Reyes, quien se dijo contento porque afirma que por encima de las cifras alegres que suele dar su contrincante del PRD, Manuel Agüero Tovar, la tendencia muestra una especie de empate técnico entre ellos dos.
El comportamiento de los participantes fue muy institucional, no podía ser de otra manera, la Federación de Trabajadores de Morelos (FTM) que encabeza Vinicio Limón Rivera, ha dado signos de disciplina ante las autoridades en turno, en su momento lo hizo ante las administraciones panistas, hoy es aún más visible con el gobierno de Graco Ramírez Garrido, por eso las consignas fuertes estuvieron casi ausentes, sólo algunas expresiones en reclamo de seguridad y empleo bien pagado.
Decíamos que las figuras principales del gobierno estatal dejaron de presenciar el desfile desde el balcón posterior de Palacio, porque tenían que soportar todo tipo de señalamientos, muchas veces, molestos y hasta agresivos, sin embargo, era una forma de permitirles a los trabajadores el desahogo de sus quejas y necesidades.
Cierto, no les resolvían nada, sin embargo, el sólo hecho de que alguien pudiera de manera directa echarle en cara al mandatario en turno y a su gabinete aquello que estimaban, se venía haciendo mal, producía una especie de satisfacción en el quejoso y se iba contento, es decir, la presión en ese sector disminuía considerablemente, hoy día ni esa oportunidad se les ofrece, por eso tanta inconformidad callada.
Independientes marcharon aparte
Pero esta vez, agrupaciones, organizaciones no gubernamentales y sindicatos considerados independientes, prefirieron hacer su propia fiesta, ellos se condujeron hacia el centro de la ciudad por una ruta distinta, partiendo del Vergel hacia el fondo de Plaza de Armas.
En este espacio que ofrece una especie de foro ideal para cualquier evento, se congregaron unas 600 personas, aquí sí para mostrar mayor nivel de protesta y reclamo, porque estuvieron el Frente Popular Revolucionario Francisco Villa, familiares de víctimas de la delincuencia organizada, así como los del Sindicato Mexicano de Electricistas, por citar a algunos.
Ellos se quejaron de las políticas estatales y federales en materia de seguridad, empleo; insistieron en rechazar las reformas estructurales, sobre todo la energética y desde luego, no se olvidaron de la desaparición de los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, en Iguala, Guerrero.
Acá el tono de voz fue totalmente distinto, mientras en la parada de la FTM se trató de trabajadores en activo, empleados que de cualquier manera gozan de prestaciones, seguro social, salario por lo menos seguro, en su mayoría, los otros eran desempleados y hasta despedidos de sus respectivos empleos, como en el caso de los electricistas, a quienes las administraciones federales panistas echaron a la calle cuando decidieron desaparecer la Comisión de Luz y Fuerza del Centro (CLyFC) que ofrecía servicios en electricidad, mediante contratos de subarrendamiento con la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Por eso el comportamiento y nivel de reacción es totalmente distinto. Los primeros demandaron más calidad en la atención del servicio de salud mediante el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), incrementos salariales de acuerdo a los niveles anuales de inflación, pero los segundos lo que pedían es generación de oportunidades de trabajo, reinstalación en el caso de los electricistas, justicia para sus familiares caídos por la fuerte presencia de la delincuencia organizada, cosas bastante diferentes, porque se trata de objetivos muy distintos.
Pero con sus diferencias, los actos se desarrollaron sin mayores contratiempos, al filo del mediodía ya la normalidad regresó a la ciudad, porque con esos actos conmemorativos se cierra la mayoría de las calles del primer cuadro, y para poder llegar al centro hay que caminar algunas cuadras.
Las corporaciones policiacas sólo vigilaban a distancia y con discreción, para no generar reacciones e intervenir únicamente en casos necesarios, que al parecer no se presentaron, permitiendo la libre expresión, aunque a diferencia de años pasados, ya no había a quién presentarle sus quejas de manera directa.
Sin embargo, desde algún punto específico, seguramente de la residencia oficial, el propio gobernador debió estar muy atento a lo que ocurrió, los medios de comunicación están tan avanzados, que desde cualquier sitio y en la comodidad, se puede presenciar lo que ocurre en las calles y sin mayores riesgos.