Debemos saber que buena parte del desajuste financiero en México es producto de efectos internacionales, esto de la baja histórica en el precio de barril de petróleo le está pegando a los mexicanos duramente y por lo menos durante el presente año, se tiene el recurso de que el seguro contratado al respecto, posibilitará que el gobierno mexicano pueda cobrar el precio del crudo todavía a un nivel aceptable, el colapso sobre el tema viene a partir del año venidero, porque ya no habrá tal seguro.
Pero lo que se ha estado exponiendo, sobre todo en el caso del secretario de Hacienda Luis Videgaray, a propósito de la gira presidencial por Gran Bretaña, da fe de lo que nos espera en lo sucesivo, aunque, reiteramos, ha sido muy aplaudida la decisión en el sentido de que no se van a incrementar los impuestos y la administración pública, a ese nivel se ajustará el cinturón en lo que toca a gasto corriente, aunque seguramente habrá recortes en algunos programas y proyectos ya programados.
La cosa es que por más que se continúe insistiendo en que los estados seguirán recibiendo las participaciones en los montos acordados tras la aprobación del presupuesto, lo mejor sería hacer lo mismo que la Federación, es decir, bajarle a los gastos, porque además todos sabemos que no obstante ajustes y ensayos de austeridad, las nóminas siguen sobre cargadas, hay personal de sobra casi en todos lados, siguen existiendo “becados” y recomendados que cuentan con ingresos muy por arriba de la labor que desempeñan, es decir están sobrevaluados y eso es premeditado.
De entrada, el pronóstico va en el sentido de que creceremos a un ritmo casi simbólico, mientras el gasto y el pago por los servicios de la deuda amenazan con continuar provocando desequilibrios, que de continuar, irían abriendo más hoyos negros que en lo futuro nos metería en dificultades aún mayúsculas.
Un economista decía que un país asiático enfrenta algo parecido a México en materia económica, “el costo del gobierno en nuestro país anda por arriba de los cuatro puntos porcentuales del Producto Interno Bruto, igual que en aquella nación, pero la diferencia es que ellos esperan crecer a cerca del 7% en el presente y el siguiente año y nosotros andaremos por el 2%”.
Y agregaba, “en el caso nuestro, el costo del gobierno es bastante alto, pero hay que agregarle un 2% más por pago del servicio de la deuda pública, es decir llegamos al seis del PIB y con un crecimiento del dos, entonces andaríamos por el menos 4%”.
Por ahí vienen las cosas en la materia que nos ocupa, a nivel Estado el gobernador Graco Ramírez Garrido anunció, a fines del año anterior, un programa de austeridad que prevé el ahorro en gasto corriente de unos 700 millones de pesos, el mayor peso fue contemplado con base en la reducción de 601 plazas, especialmente en personal de mandos medios, pero la interrogante es ¿será suficiente esta decisión para poder enfrentar con éxito el efecto del ajuste federal?
Pareciera que no y por ello se han estado haciendo propuestas al gobernador, de parte de los integrantes de su gabinete, respecto a medidas adicionales que amplíen el margen de austeridad, pero aún no se tiene determinaciones sobre el asunto, sin embargo, por ahí va la tendencia.
Pero quienes tendrían que estar haciendo lo propio hace buen rato, son los municipios, como que todavía no les cae el veinte de las dificultades que podrían enfrentar si no cuidan los pocos recursos que manejan, la absoluta mayoría sigue teniendo serios problemas por el incumplimiento de laudos vencidos y pesadas deudas en muchas áreas, pero aún así es visible que tienen más empleados de los que necesitan.
Bueno, aún se habla mucho de las famosas “aviadurías”, personal que sólo se presenta a cobrar cada quincena, que son recomendados de algunos personajes con influencia en el ejercicio del poder y que de esa manera cobran los favores, que frecuentemente hacen a quienes han llegado a las alcaldías, en los procesos electorales. Algo así como “yo te propongo y apoyo como candidato de mi partido, pero si ganas, ganamos todos” y cuando logran el sueño, pues hacen cumplir con base en la cesión de espacios públicos, dichos compromisos.
La cosa es que los ayuntamientos han llegado a tal debilidad financiera, que cualquier otra dificultad los puede llevar a la quiebra y lo menos que deberían estar haciendo los 33 ediles, es ir sacudiéndose toda clase de telarañas y cargas innecesarias que traigan desde que tomaron protesta al cargo, sólo así podrán medio sortear lo que viene.
Pero aquí vamos a ver poca preocupación de la mayoría de los ediles salientes por una cosa, ellos entregan su administración con fecha 31 de diciembre, es decir lo único que tienen que hacer, es cuidar llegar más o menos solventes al término del 2015, una vez que amanezca el 2016, ya no es cosa suya y eso podría volver a encender “focos rojos” en la gestión municipal.
En concreto, el negro escenario previsto para el año que viene le tocará a la nueva generación de presidentes municipales e incluso llegarán a ejercer un presupuesto no propuesto por ellos, porque las leyes de ingresos y egresos se aprueban antes del fin de cada año y entonces, para este final del trienio, son los alcaldes que van a terminar el mandato los que las proponen y seguramente que tampoco van arriesgar el cuero buscando acrecentar los montos, sabiendo que ya serán sus sucesores los que ejerzan. En fin, la cosa viene interesante, pero preocupante ¿no le parece?, parece que se comienza a vencer el aspecto de la delincuencia, pero ahora se presenta el rubro financiero.