Se le acusa de incumplimiento en laudos vencidos, de despido injustificado de personal y también de desabasto de medicamentos, además de la pésima calidad de buena parte de los mismos, que serían el resultado de un manejo nada pulcro del presupuesto de esa instancia.
Lo anterior de ninguna manera habla bien del desempeño de quienes tienen la responsabilidad de ofrecer resultados en la materia, el que exista algo así como un “pleito casado” entre los dos personajes es una mala recomendación y sólo lleva a estimar que no hay armonía en los esfuerzos que les competen hacer.
Claro, Gil Magadán sólo viene cumpliendo con su responsabilidad como representante laboral, porque por lo visto, hay una serie de atropellos al derecho de los empleados, como recisiones de contrato que no tienen justificación, sólo para dar entrada a compromisos añejos, derivado de apoyos a campañas políticas.
El líder insiste en que durante el 2014 se iniciaron en promedio unos 460 juicios laborales y ya se habían pagado más de 13 millones de pesos por laudos perdidos, eso a costa del presupuesto que necesariamente reduce los márgenes de maniobra en la atención a la ciudadanía.
Bueno, el señor calculaba que durante 2014 se desplazaron a cerca de 700 trabajadores para cumplir con “pagos de facturas” y que hasta hay una organización específica derivada de tales componendas, lo que en efecto muestra el desafortunado desaseo que vive la dependencia, sin embargo y a pesar de muchas presiones, la señora secretaria parece no preocuparse, seguramente se siente suficientemente “apadrinada” como para seguir aguantando las críticas y acusaciones, que no son cosa menor.
Incluso, hay por ahí ciertos indicios de que la compra de medicamentos es otro punto que merece atención, porque los contratos millonarios habrían sido adjudicados con ventaja.
Hay entonces un derroche indiscriminado de recursos, ya que parte del presupuesto es utilizado para pagar finiquitos de personal que es corrido inmisericordemente, porque no existen motivos para ello y sólo se atiende a un compromiso con gente que seguramente tampoco cumple con los mínimos perfiles necesarios para la ocupación de las plazas. Desde ahí las cosas comienzan mal, porque la calidad en la prestación de los servicios va en declive y eso sí le pega directamente a la población abierta, no olvidemos que se trata de nuestro dinero, es parte de lo que pagamos de impuestos los ciudadanos, pero ¿a quién le importa? y eso que estamos en momentos verdaderamente difíciles en materia financiera.
Para acabar pronto, la señora se viene rodeando de un club de amigos, incondicionales y recomendados que sólo van a cobrar y a incrementar el gasto corriente, en un momento en el que los esfuerzos del propio gobierno estatal se orientan a generar ahorros y hacer ajustes a la nómina, como eso de buscar bajar el gasto en 700 millones de pesos, cancelando unas 600 plazas. Acá es lo contrario, cada vez son más y menos efectivos, porque se sienten seguros y obedecen a intereses a veces fuera de la dependencia.
RAMÍREZ ROMERO, EN LA COLA
Decíamos hace unos días que a Acción Nacional se le acabaron privilegios: durante 12 años disfrutaron de los beneficios y satisfacciones que ofrece el ejercer el poder público, pudimos apreciar como -y a pesar de la ya añeja recesión por la que pasa el estado- muchos panistas vieron mejorar su patrimonio sustancial y rápidamente.Podemos decir que con base en el presupuesto público surgió una nueva generación de ricos.
Claro, tampoco todos fueron uñas largas, pero de cualquier forma, de haber caminado por décadas a pie, picando piedra para lograr escalar espacios de poder, pasaron a ocupar lujosas oficinas, tener autos de primera línea y desde luego, convivir con la élite social, porque había de dónde sacar.
Pero todo lo anterior se sumó a los obstáculos que los llevaron a perder el piso e igual que vemos hoy, muchos perredistas flotando en el aire, con arrogancia y soberbia, se perdieron en esa maraña que pareciera enfermar al que llega y debieron pagar las consecuencias.
Luego de concluido el periodo de precampaña se hicieron algunas mediciones y el panismo parece estar muy lejos de aquellos tiempos de gloria; se ubican en la tercera posición luego de los priistas y perredistas, las tendencias serían más o menos así en el estado, el tricolor cerca de los 30 puntos, el PRD apenas arriba de los 20 y los azules en 16 puntos.
Claro, todavía falta lo más fuerte de la contienda, las campañas formales, pero de todos modos los indicadores sitúan a Luis Miguel Ramírez Romero a cierta distancia de aquellos que puntean en base a los sondeos de opinión, es decir y a juicio de algunos observadores, difícilmente los panistas ganarán una diputación de mayoría, también se descarta que logren alguna alcaldía o acaso de las más pequeñas y en la capital están aún más lejos.
El manoseo que suelen hacer en relación a la elección de candidatos los mantiene en el lugar tres de las tres grandes fuerzas políticas o partidistas, si bien parece ser que a nivel nacional mantienen cercanía con el Revolucionario Institucional y muy arriba del PRD, en Morelos la cosa es totalmente diferente, no pintan mucho y con esos candidatos menos, ya Ramírez Romero no cuenta con la ventaja que da el gobernar el estado, los recursos escasean y la política es muy costosa, todo eso empieza a reflejarse en el camino.