Pero la batalla se centra en tricolores y amarillos, sin embargo, la batalla inicial es por lograr obtener la nominación y en ese sentido, siguen en una lucha campal, en el sol azteca, la diputada federal Gisela Mota y el legislador local David Martínez Martínez.
Ella parece haber dado un paso adelante al interior del consejo municipal, pero el otro pareciera traer la bendición superior, directamente del gobernador Graco Ramírez Garrido.
Ambos andan en las calles y buscando cercanía con el electorado. La rendición de cuentas fue un buen pretexto para desarrollar actividades diversas de abierto proselitismo y encuentros masivos, pero además, para dar pormenores de lo que cada uno de ellos ha venido haciendo en bien de este territorio históricamente conflictivo.
En ese sentido nos parece interesante que en el proyecto político de aspirar a la alcaldía los dos vengan desarrollando un intenso trabajo de gestión que ha derivado en la realización de obras públicas interesantes.
Pero entrando enero se van a definir métodos y mecanismos de selección; a la diputada federal le interesa que sea con base en una consulta ciudadana. Se dice segura de ganar el espacio, aunque advierte que si los números no le benefician, aceptaría los resultados, siempre y cuando se den bajo un estricto proceso de libertades.
Sin embargo, pareciera que en lo que corresponde al PRD, entre ellos dos está el candidato, no hay más aspirantes con la presencia y fuerza suficiente como para entrarle a la pelea.
En lo que toca al Revolucionario Institucional, las cosas van más o menos igual, hay dos perfilados con mayores posibilidades, Andrés Huicochea Santaolaya, hijo del famoso Cecilio Huicochea, que fuera alcalde en la administración de Lauro Ortega Martínez, y Francisco Trujillo, hijo de Rafael Trujillo Guadarrama, ex líder sindical de Caminos y Puentes Federales (Capufe).
Hay en esta dupla cierta ventaja para Andrés, es un joven profesionista al que le dio por entrarle a la política; el otro ya fue regidor en tiempos de Nereo Bandera Zavaleta y aspiró a la diputación local en la elección del 2012, pero perdió precisamente a manos de David Martínez, así que ya enfrentó un descalabro.
Además, quien anda recorriendo colonias, barrios y comunidades es Huicochea, incluso advirtiendo que no será con dadivas, despensas ni ofreciendo “pan y circo” como se resolverán los problemas de Temixco, que son muchos, sobre todo, la inseguridad y el desempleo que mantienen a populosas zonas en pobreza y marginación.
NO CEDE CONFLICTO EN HUITZILAC
Donde las cosas no se apaciguan es en Huitzilac: el presidente municipal José Alfredo Mancilla Rijas y el regidor Dimas García continúan agarrados de las greñas, con acusaciones mutuas de irregularidades y actos de corrupción que, pareciera, son reales, y la lucha se centra en la disputa por el dinero.
Dimas dice que el edil se niega a cubrirle los emolumentos vía la tesorería y que la comuna es una bolsa de trabajo para familiares, amigos y compadres. El otro lo acusa de que le pedía 300 mil pesos de aguinaldo y que esa es la inconformidad, y muestra incluso algunas imágenes, a través de las cuales trata de sustentar sus afirmaciones.
El problema es que mientras los dos se pelean por el botín, la obra e inversión pública siguen ausente. Mancilla Rojas busca justificar su falta de trabajo con la presentación de acciones derivadas de la Federación y el estado, tratando de confundir a sus “gobernados”.
Es decir, los paganos como siempre, son los habitantes de este municipio que no ha tenido suerte en la elección de autoridades en los más recientes trienios. Todo comenzó a complicarse a partir de aquel ex alcalde, Rafael Vargas Zavala, quien tuvo la osadía de colocarse la banda presidencial cuando tomó protesta del cargo.
Ya en el ejercicio del mandato fue quien se negó a liquidar a cerca de 80 trabajadores de la comuna que despidió para colocar a sus cuates. La cuenta continúa creciendo, hasta donde nos quedábamos, los montos superaban ya los 30 millones de pesos. El colmo de todo esto es que se menciona que el señor quiere volver a contender por la comuna, se ve que le gustó y, como no, se despachó con la cuchara grande, igual que Mancilla Rojas.
Cuando se aprecian estas inaceptables actitudes de “servidores públicos” es cuando se comprende la ausencia de compromiso de los diputados locales: no obstante que ya hay una petición formal para que se inicie una auditoría a la administración en ese ayuntamiento, no existe señal alguna de que se pueda llevar a cabo.
Lo mínimo que podemos especular es que existe una red de complicidades entre alcaldes y legisladores que posibilita el abuso e impide acciones que lleven a castigar a quienes se exceden en el uso de sus facultades y ese es el caso de Huitzilac. Como las acusaciones son mutuas entre edil y regidor, la revisión tendría que ser para ambos, pero es claro que el presidente municipal cargaría con las mayores culpas, porque bajo su responsabilidad se viene actuando, los funcionarios locales no se mandan solos, obedecen a instrucciones superiores.
La Auditoría Superior de Fiscalización sabe perfectamente que Mancilla Rojas está metido en el lodo, tiene que mostrar voluntad para dar fe de que se están haciendo las cosas distintas en estos tiempos y de probar delito, iniciarle el proceso de desafuero a fin de llevarlo ante los tribunales, porque ya no se pueden tolerar tantas injusticias, ¿no le parece?