Hay muchos motivos para sospechar, del área de celdas al muro perimetral existen por lo menos cuatro obstáculos a superar y lograrlo no es cosa sencilla, si es que la estructura de vigilancia se encuentra funcionando como debe ser, de ahí que debió haber algún acuerdo que posibilitara la libertad de los ahora ex reos.
Ayer, las instancias “competentes” en la materia, el coordinador de reinserción, Jesús Valencia Valencia, la titular de Seguridad Pública, Alicia Vázquez Luna y el secretario de Gobierno, Jorge Messeguer Guillén, además de representantes de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y de la Procuraduría, se reunieron en Palacio de Gobierno.
Seguramente quisieron analizar el delicado asunto y sobre todo, buscar una posición uniforme para poder justificar los hechos, que de cualquier manera no tienen justificación, porque, insistimos, no puede ningún interno salir al exterior sin ser visto o detenido a costa de lo que sea.
Luego de unas dos barreras, existe lo que se conoce como “zona de hombre muerto”, porque cualquier preso que llegue a ese espacio, es eso, hombre muerto, ya que los custodios tienen la instrucción de disparar a matar, sin importar de quién se trate.
Pero todavía después de eso, hay una muy alta cerca de malla y al final, la enorme barda perimetral que en la parte superior cuenta con una protección de navajas, aún y sólo se tratara de dicho muro, es poco posible superarlo por esas condiciones.
Existe además un entorno donde se dispone de perros de caza, igualmente instruidos para matar, ¿dónde estaban?, y desde luego, torres de vigilancia a determinada distancia una de otra, donde hay por lo menos dos elementos vigilando, por si alguno tiene que bajar a hacer sus necesidades y a ello le agregamos la vigilancia en tierra.
Para acabar pronto, sin el consentimiento de quienes tienen la responsabilidad de cuidar el orden y el control, no se puede pensar en una fuga, así que tendrá que ser muy pensada la explicación que se dé públicamente para que más o menos sea aceptada.
El coordinador Valencia dio las primeras declaraciones sobre el tema, pero nunca pudo convencer. De entrada, se justificó diciendo que éste no es un penal de máxima seguridad y que además, en aquellos ubicados en otras entidades donde se supone hay más y mejor vigilancia, también se han escapado.
Lo que manifestó fue que los fugados ataron a un vigilante y cortaron la malla, después, con un lazo superaron la barda, es decir, muy sencillamente, pero reiteramos, son muchas las barreras a superar, él mismo habló de unas cinco, son muchos los custodios que debieron participar, además de los perros y lógicamente que ya a estas alturas deben disponerse ahí de muchas videocámaras, en cuyo control debieron advertir del intento de escape.
Y ya sabe usted, nadie sabe de los cuatro ahora libres, la SSP envió un comunicado donde explica escuetamente el asunto y señala que se dispuso de un operativo con cuatro retenes en igual número de salidas del estado, hacia Guerrero y el Distrito Federal por la autopista del Sol, hacia Puebla por la carretera federal a Cuautla y en algunos de los accesos en torno al mismo penal.
Por supuesto que no dan ni una sola señal de su posible localización, es la misma excusa de siempre en situaciones como ésta. Además, ya para cuando montaron el dispositivo, seguramente los fulanos deben haber andado muy al interior del estado de Guerrero.
Alguien más se acercó con algunos de nuestros compañeros reporteros y mencionó algo que pudiera ser una explicación más congruente que la oficial, entre otras cosas sugirió que “deberían contactar a un custodio, ellos les van a decir más claro por qué ocurren estas cosas, hay quienes trabajan hasta tres días seguidos, están terriblemente cansados y agotados, los maltratan y explotan al extremo, y eso jamás lo van a aceptar los funcionarios”, pero fue él quien también recordó que se cuenta con perros que son los que vigilan una de las zonas del penal y que no es posible eludirlos tan tranquilamente.
Y no se trató de presos cualesquiera, eran tres secuestradores y un homicida, según Valencia Valencia, aunque también habría que saber si éstos pertenecen a algún grupo de delincuencia organizada, con eso se pudiera ir atando más cabos.
Pero la actitud y posición de algunos “servidores públicos” fue la tradicional, como el avestruz, esconder la cabeza; Vázquez Luna simplemente llegó como acostumbra, rodeada de zopilotes y negando cualquier entrevista al respecto, el secretario de Gobierno envió el mensaje de que “ya se había entregado un boletín con la postura oficial”, ese que le decimos que no dice nada y que no se hablaría más en torno al tema.
Todo esto lo que hace es obligar a la especulación, a que cada quien se haga sus propias hipótesis y tenga las conclusiones al gusto y la coincidencia entre el gremio periodístico, es que se trató de una excarcelación pactada, que se debieron comprar conciencias y que entonces, deben ser parte de un grupo fuerte del delito organizado como para que tuvieran la capacidad económica de comprar muchas voluntades.
Sin embargo, es preocupante lo que ocurre porque se viene mostrando que al interior del sistema penitenciario, los grupos delictivos mantienen el control y son los que encabezan el autogobierno, que reiteradamente es rechazado por las instancias responsables de su administración. Ahora habrá que ver qué giro se le da al caso, lo más seguro es que sea el de siempre, apostarle al paso del tiempo y al olvido.