Debe tratarse de extorsionadores improvisados, porque sabemos de un hecho en el que hicieron creer a una madre de familia que tenían secuestrado a su hijo, la citaron en determinado lugar y una vez con ella en el auto, la llevaron al cajero, sacó lo poco que tenía, dos mil pesos, y luego la llevaron al banco para que los depositara en su cuenta.
Se nos hace una cantidad muy menor para tratarse de profesionales del hurto, sin embargo, el asunto es que vienen multiplicando los golpes y por lo menos en lo que corresponde a Temixco y Xochitepec tenemos datos de cerca de 30 llamadas con esta finalidad.
El factor que utilizan es el de la sorpresa, llaman a cualquier teléfono domiciliario, se advierte que con muy pocos datos de la familia, acaso el nombre de alguno de los miembros, porque lo primero que le exige el delincuente es que usted le diga con quien está hablando, cuando es quien llama el que debe preguntar por alguien en especial.
Una vez logrado el objetivo, le ponen a la bocina una grabación con una persona que simula ser su familiar, está secuestrada o ha sufrido un terrible accidente. Al menos eso es lo que asegura el maleante con voz de mando.
Lo fundamental para ellos es sacarlo de su casa, llevarlo a su terreno y una vez ahí se encuentra en total indefensión, aunque se dé cuenta que ha sido engañado, porque los sujetos portan armas de fuego y lo someten.
En algunas comunidades lo anterior viene provocando psicosis colectiva, por el elevado número de casos, pero nadie -en lo que se refiere a las autoridades- pareciera darse por enterado, desconocemos si se estén presentando denuncias o no, pero con todo lo que acontece en nuestro entorno cercano, como que la población ha perdido la confianza y prefiere soportar en silencio tales atropellos.
No desconocemos que las instancias gubernamentales han hecho del combate a la delincuencia organizada la prioridad, pero a cambio han descuidado casi totalmente otros espacios, que vienen siendo capitalizados por los enemigos del orden público.
La prevención a nivel municipal es casi inexistente, no se aprecia ningún esfuerzo por anteponerse a acciones de delito y cuando llegan a ocurrir sucesos desafortunados, los elementos policíacos llegarán 15 o 20 minutos después, cuando ya cualquier riesgo de enfrentar a los malhechores haya pasado.
Pero si las alcaldías no cuentan con personal ni armas adecuadas para hacerle frente a esta situación, el resto de las corporaciones estatales tampoco aparecen.
La ausencia de vigilancia y prevención ha derivado en la aparición de bandas de vagos y pandilleros por todas partes, con altos grados de peligrosidad, porque no sólo consumen alcohol, también todo tipo de drogas, lo que los convierte en una verdadera amenaza para sus víctimas.
Esto no puede seguir así, porque la población se está haciendo a la idea de que las estructuras oficiales están dejando de funcionar y han sido rebasadas por la delincuencia.
La omisión en el cumplimiento del deber de parte de quienes tienen la obligación de salvaguardar el interés colectivo debe sancionarse, no podemos aceptar que siga creciendo el desorden y con ello la impunidad, que es lo que da confianza a los malosos.
Desde luego que esas pandillas de mala muerte vienen aprovechando el miedo que se ha generalizado, a partir de tantos acontecimientos desafortunados en los últimos dos meses.
El Ejército Mexicano está haciendo presencia intensa, pero esos mismos delincuentes saben que llevan una instrucción muy específica, ir tras miembros de las bandas organizadas y que ellos no son el blanco de tantos operativos, de tal manera que se despachan con cuchara grande utilizando tal vez el directorio telefónico. Pero si luego de una amenaza usted quiere ubicar el número de procedencia, en la pantalla de su aparato aparecerá como privado, poco o nada se puede hacer.