Pero en cuanto a la procedencia de cada uno de los integrantes, también se ve la visión de cumplir en la medida de las posibilidades, los perfiles necesarios para el buen cumplimiento de responsabilidades y no la clásica imposición de personajes ligados al partido.
Es cierto que a algunos de ellos los vimos enrolarse en la campaña desde el principio y trabajar intensamente, pero de manera pública, la imagen que mantuvieron fue siempre de un esfuerzo más orientado a un proyecto que a una institución político-electoral.
Claro, cargos clave de operatividad política y social como en el caso de la Secretaría de Gobierno, necesariamente tenían que ser entregados a colaboradores de mucha confianza, como en el caso de Jorge Messeguer Guillén, porque será quien se encargue de la política interna, pero fuera de ello, se ve la inclusión de capital humano de bastante nivel, aunque habrá que decir que con poca trayectoria en cargos públicos de Gobierno.
Habrá que ver cuál es la reacción desde adentro, desde el Partido de la Revolución Democrática (PRD), porque sí hemos venido percibiendo una especie de inconformidad de muchos cuadros que consideraban ser llamados a colaborar por el hecho de pertenecer a ese instituto.
Es decir, visto desde la óptica social, se antoja aceptable el cuerpo de colaboradores de primera línea, se orienta hacia la búsqueda de un buen desempeño en el cargo, que dé frutos tempranamente a los gobernados, pero para quienes consideran que ganaron la elección con el PRD como instrumento, las cosas son distintas.
Recordemos lo que ocurrió en el Partido Acción Nacional (PAN), desde el 2000, con la llegada de Sergio Estrada Cajigal, éste desde la Presidencia municipal de Cuernavaca, tomó distancia de las estructuras partidistas y se rodeó de un equipo mayormente apartidista.
Ello fue siempre un punto de conflicto con el panismo, pero la situación se complicó más cuando ganó la gubernatura, muchos azules reclamaron cargos de alto nivel, pero SEC optó por mantener el esquema y dio origen a lo que se llamó el neo-panismo, figuras no afiliadas al PAN que con los años fueron conformando una corriente alterna a los militantes y dirigentes de origen.
Hasta el final mantuvo esta posición, que lo llevó incluso a enfrentar subrepticiamente el enojo panista que estuvo detrás de la intención de hacerle juicio político por ahí del 2004 y que logró superar con el apoyo de su amigo el presidente de la República, Vicente Fox Quesada.
Marco Adame Castillo no fue muy distinto en eso, por lo menos los primeros cuatro años se rodeó de funcionarios poco identificados con la derecha, incluso cedió espacios privilegiados a figuras identificadas con otros partidos, como en el caso de Jorge Morales Barud, a quien nombró secretario de Gobierno en su momento, luego lo envió a Desarrollo Agropecuario.
Rafael Tamayo Flores, en Desarrollo Económico, Alejandro Villarreal Gasca, en Finanzas, José Luis Rodríguez en educación y muchos otros, no eran militantes panistas y fue hasta la recta final donde, se entiende que para cumplir compromisos con Acción Nacional, aceptó ciertas sustituciones y nombró a cuadros blanquiazules, como en el caso de Rey David Olguín en Gestión e Innovación Gubernamental.
Ramírez Garrido parece haber iniciado bajo las mismas estrategias, salvo con Jorge Messeguer, José Luis Correa Villanueva y algún otro más de vieja carrera perredista, la absoluta mayoría de los que arrancan la administración tienen más bien procedencia académica que partidista.
De ahí que pensemos en la aparición de algunas críticas de quienes se consideran merecedores de una oportunidad por haber sido parte de los trabajos y la lucha electoral, o simplemente por llevar los colores amarillos. De cualquier manera, había que cuidar el inicio, pero ante la ciudadanía, que suele estar muy atenta respecto a quienes tienen la responsabilidad de trabajar por el estado y no concede experimentos.
Esa parte se antoja bien trabajada, ya habrá tiempo en el camino para corresponder a quienes se la jugaron en la elección, pero hoy lo primordial es enviar un mensaje al pueblo de que el proyecto está pensado en función de los gobernados que esperan cambios fundamentales en la manera de ejercer el poder.
Caso especial reviste todo lo que tiene que ver con la impartición de justicia y la seguridad, aquí se tendrá que trabajar horas extras para poder devolverle la calma a los morelenses, son muchos los agravios sufridos de dos o tres años a la fecha, decía el secretario de Gobierno Oscar Sergio Hernández que en este año van más de 300 ejecuciones y eso de acuerdo a su estadística que siempre es minimizada, la realidad debe ser una muy distinta.
El punto crucial es encontrarle la cuadratura a este mal que no es privativo de Morelos, todo el país se encuentra en llamas, pero aquí nos interesa lo que ocurre en territorio morelense y estamos de cabeza, así que esta parte sobre el desempeño del Gobierno entrante es la que estará permanentemente fiscalizada por el agraviado ciudadano que ya no aguanta lo duro y lo tupido.
Pero igualmente los temas del empleo y la seguridad social tendrán que ser cuidadosamente impulsados, porque la carestía está pegando con todo, con la reciente escalada de precios, comenzando por el relacionado al servicio del transporte público, del que ahora ya nadie se acuerda.