Políticamente no deja de ser un respaldo que le permite al mandatario estatal salir de la mejor manera posible, todo final es difícil, lo hemos visto cada seis años, quienes dejan el cargo lo hacen en circunstancias bastante preocupantes, algunos hasta han tenido que irse del estado por un tiempo por todo el enojo popular que provocaron, caso específico, el de Armando León Bejarano y después Antonio Riva Palacio, a quien le buscaron una embajada para sacarlo de la entidad mientras se calmaban los ánimos.
Comparativamente Adame está saliendo bastante tranquilo, por lo menos no se ve un repudio generalizado, aunque han empezado a aparecer algunas manifestaciones de protesta, algunas entendibles, otras de ninguna manera, como el asunto de Antorcha Campesina, que sigue reclamando dádivas al Gobierno, en lugar de ponerse a trabajar para ganarse el pan de cada día.
Pero de alguna forma, es la presencia recurrente de la figura presidencial la que ha contribuido mucho a fortalecer la figura del jefe del ejecutivo estatal, y así sea en escala menor, también se ha traducido en algunos beneficios mediante la entrega de recursos extraordinarios por la vía de la gestión.
Por lo menos nunca se observó algún conflicto con la Presidencia de la República; Morelos todavía muestra secuelas de aquel desafortunado desencuentro entre el entonces gobernador Jorge Carrillo Olea y el presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, mismo que derivó en la destitución del primero, poniendo a la entidad en circunstancias realmente adversas.
El enjuiciamiento del general prosperó precisamente porque era una consigna presidencial, caso contrario al de su sucesor Sergio Estrada Cajigal Ramírez, quien fue sometido al mismo proceso, pero la relación de éste con el mandatario Vicente Fox Quesada era muy buena y eso lo salvó de la guillotina, porque en el estado se generaron las condiciones como para que corriera la misma suerte que Carrillo.
Al inicio del mandato de Adame Castillo, se generaron muchas hipótesis sobre su relación con Calderón, se llegó a sostener que era mala, porque el gobernador se la había jugado en la campaña interna del Partido Acción Nacional a la candidatura presidencial, por Santiago Creel Miranda.
No faltaban aquellos que insistían en que iba a ser un ejecutivo bastante castigado e ignorado desde los Pinos por proyectos políticos encontrados, sin embargo, el tiempo cambió la visión y si bien pudiera no ser tan real todo ese amor entre ambos, ya para que FCH aceptara venir frecuentemente de visita oficial es porque se sentía seguro y bien en esta tierra.
Ahora sí ya es la última, en diez días no podría regresar, aunque todavía MAC cuenta con una razón para invitarlo, la inauguración del parque tecnológico, del cual desconocemos por qué no fue incluido esta vez en la agenda presidencial, pues se entiende que ya está terminado.
Las condiciones en torno a la figura presidencial han cambiado mucho en las últimas décadas, anteriormente la presencia del jefe del poder ejecutivo federal realmente otorgaba poder y derramaba amplios beneficios si se quería, pero el desgaste en la imagen fue minando esa fortaleza y hoy la situación es otra.
Era muy frecuente que cuando algún gobernador enfrentaba serios conflictos y problemas con grupos organizados de sus gobernados, se buscara el cobijo presidencial, una visita era como el clásico “espaldarazo” que no era otra cosa sino señales de que había protección superior, para que los enemigos le midieran y de esa forma se lograran apagar los focos rojos.
Pero aun con menos fortaleza, todavía de mucho sirve contar siempre con la bendición del presidente de la República, y Adame Castillo supo explotar siempre este factor hasta el final del mandato, y se irá tranquilamente, unos dicen que así será por unos meses, mientras Calderón deja el poder, lo enviarán de embajador a España, otros sostienen que se integrará al CEN del PAN, eso ya lo veremos en sólo unos días más, porque esto se acabó.
Ahora habrá que ver cómo le va al estado en ese sentido con Graco Ramírez Garrido, de entrada, será un gobernador de oposición a Enrique Peña Nieto, sin embargo, hay también muchos indicios de que antes de que asuma el cargo, ya se tienen sendas negociaciones y amarres con el próximo presidente.
Bueno, se insiste en que la propia gubernatura fue producto de sendas negociaciones a cambio de que la dirigencia nacional perredista legitime y reconozca el triunfo de Peña Nieto, ante la resistencia del ex aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador.
Si esto es así, por lo menos no veremos un estado enfrentado a la federación, que tampoco es conveniente, más bien veremos un trabajo institucional y que coadyuve entre las partes, aunque difícilmente podríamos repetir la hazaña de 31 visitas presidenciales logradas por Marco Adame en estos seis años.
Lo cierto es que este primero de octubre comienza una nueva época en el estado, hay aspectos fundamentales que reclaman solución inmediata, uno de ellos relacionado con la seguridad, pero conflictos latentes como el generado en torno a la intención de construir una termoeléctrica, esas dos son papas calientes que pondrán a prueba la capacidad de acción del Gobierno entrante.