Ya del lado de los azules, Germán Castañón Galaviz tomó distancia y dejó acéfala la presidencia, todavía no se definen las reglas que aplicarán para el proceso de elección del nuevo dirigente, muchos quieren, incluyendo al derrotado aspirante a la gubernatura, Adrián Rivera Pérez.
Se ha llegado a hablar de Adriana Rebeca Vieyra, del Secretario de Gobierno, Oscar Sergio Hernández Benítez o de Javier López Sánchez, pero no hay nada claro, ni siquiera cuándo pudiera formalizarse el trabajo de comienzo.
Son ya también distintas corrientes las que pelean el espacio, no tienen más de dónde agarrarse, se quedaron sin nada, y buena parte de quienes vivieron momentos de privilegio durante estos 12 años que ejercieron el mando en el poder estatal y nacional, van a la banca y de manera indefinida.
Por eso, tanto empeño en lograr un lugar al interior del CDE, donde podrían aguantar algunos años mientras la situación cambia y la ciudadanía les vuelve a confiar mayor representación en las actividades de gobierno.
Y en lo que corresponde al tricolor, el ambiente tampoco es de fiesta, perdieron mucho de lo que lograron hace tres años, pero sobretodo, se les fue la gubernatura en esta coyuntura que se antojaba la más ideal, no tienen muchas opciones y también tienen que ir por una renovación de mandos en el CDE del PRI, donde permanece Manuel Martínez Garrigós como el dirigente.
Sabemos que aquellos que ya tienen un lugar apartado en el congreso local, están operando a fin de preparar acuerdos para evitarse contratiempos en lo que se refiere a la coordinación de la fracción parlamentaria, otro aspecto que hace tres años fue parte fundamental en los pleitos de los 15 legisladores que en aquel entonces llegaban.
Es decir, en el caso del priismo, se seguirá dando de qué hablar a partir de dos trincheras, el recinto legislativo y el partido, es ahí donde los grupos y las representaciones, que nunca son homogéneas, librarán batallas internas por el control de espacios.
En el caso del CDE, son tres o cuatro los franco tiradores, por un lado, Guillermo del Valle y Maricela Sánchez, ex dirigentes que quieren ahora abrirle paso a la hija, Maricela Velázquez Sánchez, que formará parte de la legislatura federal entrante.
Del otro lado están todos aquellos que se la jugaron con Amado Orihuela Trejo en la candidatura por el gobierno estatal y que se quedaron en el camino, aquí no se tiene todavía una clara definición de hacia cuál personaje se inclinaría la balanza para dirigir la institución.
Pero también el presidente municipal electo de Cuernavaca, Jorge Morales Barud considera que por ser el priista que ganó el cargo más importante en las recientes elecciones, se convierte en el líder moral del PRI y piensa que puede proponer en el caso del nuevo presidente.
Pero hay otras figuras que a pesar de no venir acuerpados por grupos o corrientes, parecen contar con trabajo, experiencia e imagen para poder, incluso, participar por la dirigencia, se nos antoja que una de ellas es la aún diputada federal Rosalina Mazari Espín, quien volverá a ser diputada local en la legislatura entrante.
Bueno, se menciona ya que hasta Delfino Toledano Alfaro, personaje ligado a Maricela y Guillermo se viene apuntando, va a todas aunque no trae nada, pero eso nos indica que entre más aspirantes se enlisten, mayor será el conflicto a enfrentar.
Pero algunos están tal vez adelantándose en el escenario y buscando relacionarse con priistas de primer nivel en el plano nacional, porque saben que en mucho, la decisión vendrá del CEN y entonces es ahí donde se debe desarrollar el más importante trabajo.
En este aspecto, si son pocos los que tienen esa posibilidad de conseguir alguna audiencia con figurones como Manlio Fabio Beltrones, Emilio Gamboa Patrón o el propio presidente electo de la república, Enrique Peña Nieto y hasta ahí se está intentando llegar.
De cualquier forma, seguimos considerando que se van a dar un buen agarrón, y a pesar de que buena parte de quienes disputan la dirigencia traicionaron incluso al PRI en esta elección, apostándole a los contras, venderán cara la derrota en la reestructuración.
Habrá que ver hasta dónde el CDE y el propio Peña han sido ya informados de la posición que esos “priistas” asumieron en las elecciones, dándole la espalda al tricolor por intereses muy personales, si es así, no se descarta que por lo menos, se pida la expulsión de algunos de las filas tricolores, porque en ciertos casos, son ya posturas de reincidencia, como en el caso particular de Maricela Sánchez, quien mantuvo una negociación con la administración de Sergio Estrada Cajigal casi todo su sexenio.
En concreto, los que hoy ven con interés los toros desde la barrera son los perredistas, con el triunfo electoral se apagan todas las pasiones y luego de haber enfrentado un clima interno de divisionismo, los gritos se han callado y lo que menos les preocupa, es en cómo anda su dirigencia, están más allá del bien y del mal.