Sí, hasta donde nos quedamos, ya el abanderado perredista, Graco Ramírez Garrido había ido a Plaza de Armas a festejar el triunfo ante sus seguidores, algunas encuestas de salida le estaban dando una ventaja de cinco puntos frente a Amado Orihuela Trejo del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Este último convocó a una rueda de prensa a las nueve de la noche, se fue aplazando de manera indefinida, porque el Instituto Estatal Electoral (IEE) solo llevaba el conteo de unas cuantas casillas, que no definían absolutamente nada.
Incluso, salvo un canal nacional de televisión que fue el que dio a conocer la diferencia entre ambos, que beneficiaba al aspirante amarillo, el resto de las emisoras radiofónicas y televisivas seguían hablando de un resultado tan cerrado, que lo mejor era seguir esperando.
Independientemente de que las cosas siguieran definiendo a Graco como el ganador, por lo que pasa, lo más seguro es que el IEE deba esperar hasta tener mayores elementos para definirse.
Y mire, de llegar a obtener la victoria el abanderado amarillo, sería la primera vez que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) lograra gobernar a esta entidad, después de 12 años de ejercicio en el poder, del Partido Acción Nacional (PAN).
Es decir, seguiríamos en Morelos haciendo historia, porque aquí también el panismo logró vencer al tricolor en el 2000 con Sergio Estrada Cajigal, al paralelo de la Presidencia de la República con Vicente Fox Quesada.
Hay un dato interesante, el proceso de elección se desarrolló con bastante tranquilidad, en efecto, hubo algunos acontecimientos muy recurrentes en las elecciones, relacionados con presunta compra del voto, entrega de despensas, sin embargo, de ninguna manera violencia que mostrara incivilidad y sobre todo, presencia del delito organizado como se llegó a temer.
Por lo apretado de las votaciones, no se descarta que se lleguen a presentar controversias ante el Tribunal Estatal Electoral (TRIEE), pero lo conveniente sería que de haber los elementos suficientes para así declararlo, quienes pierdan lo acepten de manera madura.
Y también algo que sorprendió a muchos, es la carrera parejera entre el candidato del PRD a la alcaldía capitalina, José Luis Urióstegui Salgado y el priista Jorge Morales Barud, el primero mantenía una mínima distancia del priista de dos o tres puntos, o sea, igualmente considerado como empate técnico.
Y aquí estaríamos igual que a nivel estatal, es decir, si eventualmente llegara a quedarse con la comuna José Luis, sería la primera ocasión que las izquierdas gobernaran la ciudad de la eterna primavera.
Y es que nuestra entidad, a diferencia de muchas otras, ha mostrado una posición de cambio permanente particularmente a nivel de municipios, la mayoría absoluta ya experimentó la alternancia PRI, PAN, PRD.
Bueno, hace tres años los priistas se llevaron prácticamente todo, la mayoría de los ayuntamientos, las cinco diputaciones federales y una fracción parlamentaria local de mayoría ante PAN y PRD.
Pero esos ejercicios municipales erráticos como que les provocaron desánimo en el electorado, la capital del estado es un ejemplo de lo que ocurre, una campaña bastante intensa en contra del edil con licencia, Manuel Martínez Garrigós ha tenido sus efectos.
Al igual que Graco Ramírez, Urióstegui se fue al Centro Histórico para el festejo consabido y reconoció que de ser así, sería algo histórico, porque en efecto, los perredistas nunca habían podido ganarse el corazón de los cuernavacenses.
A los priistas les seguían llegando números adversos, porque se decía que Cuautla la perdía el líder cañero Félix Rodríguez Sosa, que se entendía, estaba caminando con una cómoda ventaja durante las campañas.
En la región sur, la perredista Hortencia Figueroa se estaría imponiendo sin mayores dificultades en Jojutla y en Temixco el escenario era de una contienda casi nariz con nariz entre el candidato tricolor Francisco Arguelles Vargas y el amarillo, Miguel Angel Colín Nava.
Las cosas pues se advertían muy entrampadas y ello nos lleva a reflexionar respecto a Morelos en lo particular, aquí, con excepción de Cuernavaca, el perredismo se dejó sentir fuertemente al interior de las 33 demarcaciones, en 1997, por ejemplo, logró una mayoría en el Congreso local y en las alcaldías.
Después de las justas del dos mil, cuando perdió el PRI el Gobierno y la Presidencia, los panistas establecieron cierto dominio, pero a nivel de Presidencia de la República el partido del sol azteca siguió dando la batalla.
Todo comenzó desde aquél seis de julio de 1988, cuando con Cuauhtémoc Cárdenas a la cabeza del Frente Democrático Nacional (FDN), el movimiento de izquierda tocó las puertas de la Presidencia de la República, y en Morelos le ganó dos por uno al abanderado priista Carlos Salinas de Gortari.
En 1994 el PRI siguió manteniendo el mandato, pero siempre asediado por los amarillos y acaso en el dos mil, con ese empuje que traía Vicente Fox Quesada, los azules lograron imponerse, pero para el 2006 la izquierda volvió a acercase peligrosamente, su candidato, Fernando Martínez Cué estuvo a escasos tres cuatro puntos de Marco Adame Castillo. La historia actual apenas la estamos escribiendo pero a nivel presidencial se insiste en que Andrés Manuel López Obrador va arriba de Peña aquí en nuestro entorno cercano.