Como en cada competencia similar, hay quienes hacen el mejor de los esfuerzos por llegar al mayor número de electores e intentar convencerlos de que son la mejor opción. Sin embargo, también hay otros, y parecen ser la mayoría, que van flotando con la esperanza de salir a la orilla sin el más mínimo trabajo concreto.
Veamos por ejemplo lo que ocurre en lo relacionado a los aspirantes a la gubernatura: tres de los cuatro vienen desarrollando un proyecto de escritorio, aparecen en encuentros con grupos organizados, cámaras, colegios, asociaciones de lo que a usted se le ocurra, pero no los ve abajo, con la plebe y los que realmente definen un proceso de elección.
En lo que se refiere a la búsqueda de las tres senadurías que le corresponden a Morelos, debe hacer seis en la contienda, la fórmula del Partido Acción Nacional, compuesta por Víctor Manuel Caballero Solano y Bernardo Pastrana Gómez, en ese orden, pero sólo el doctor Caballero está realmente entregado a la lucha por tal escaño, lo vemos además en la contratación de algunos espectaculares y publicidad en el sistema de transporte colectivo en todos lados; Pastrana como que quiere y no, y eso desafortunadamente le pagará al primero, que además, es un buen prospecto y sería injusto que no llegara al Senado, es un buen hombre.
En el caso del Partido de la Revolución Democrática (PRD), las cosas están todavía peor, ni siquiera existe hoy una fórmula legal porque hay una batalla mortal por la primera posición de la dupla Juan Salgado Brito y Fidel Demédicis Hidalgo y es más bien el segundo lugar que en este caso corresponde a Rabindranath Salazar Solorio, el que está haciendo campaña.
Por lo que toca a los aspirantes del Revolucionario Institucional (PRI), la que no se despega del abanderado a la gubernatura, Amado Orihuela Trejo, es Lizbeth Hernández Lecona, está trabajando muy duro y es la que ha estado entregando utilitarios a los asistentes a las reuniones. Guillermo del Valle Reyes desarrolla un trabajo paralelo.
Y sobre las diputaciones federales también hay sus altibajos, aquí en el distrito electoral número uno, correspondiente a Cuernavaca, los que no descansan son el candidato priista Rodolfo Becerril Straffon y el panista Jesús Antonio Tallabs Ortega; sí vemos un tanto relegado al aspirante de la izquierda, José Francisco Coronato Rodríguez.
Y con base en todo eso, se comienzan a generar ya algunas tendencias, hay claridad en el sentido de que la pelea real está entre el panista y el priista, con una ligera ventaja del segundo, porque viene más acuerpado por las estructuras del mismo instituto político.
En las diputaciones locales también los cuadros andan bastante flojos, sin embargo, los cuadros más competentes son los que llevan PRI y PAN, pues el PRD está jugando con figuras poco conocidas y de muy escaso liderazgo, lo cual tiene que establecer definiciones a la hora de la verdad.
Claro, tampoco es nada fácil ir a una batalla a campo abierto, hoy día una candidatura por mínima que sea, requiere de una singular inversión y si no se tienen los recursos financieros para ello, sólo se llega a hacer el ridículo.
Esto les está pasando a algunos que van por espacios como diputaciones locales, federales y presidencias municipales. Como decía aquel legendario político del Estado de México, Carlos Hank González, “un político pobre es un pobre político” y la gente exige mucho para entregar su voto, lo menos que le van a pedir es una despensa y para atender a miles se requiere buena lana.
Sólo hay tres partidos que por lo menos se están defendiendo en la mayor parte de la disputa de cargos como legislaturas, alcaldías y la misma gubernatura, PRI, PRD y PAN, y de ellos, los dos primeros parecieran contar con mayor disponibilidad de elementos para la contienda. El propio albiazul se observa a la zaga precisamente por insuficiencia económica. ¿Qué pasó? Estamos hablando del partido en el gobierno, el asunto es que no traen mucho con qué pelear.
Claro, en todo lo anterior tampoco una tonelada de dólares es suficiente para lograr objetivos, mucho tienen que ver las estructuras partidistas, las estrategias, porque es un juego de inteligencias y cuando en ello se falla, los resultados son adversos.
Sí podemos sostener que son los priistas, a pesar de haber tocado fondo en las elecciones del 2000, 2003 y 2006, los que se levantaron de las cenizas y vienen con la mejor red de partido, por eso están colocados hoy en primera línea y efectivamente, llevan un ejército humano por delante abriendo el camino.
En el caso del PRD, más que el instituto político, es el candidato el que trae la maleta cargada, sobre todo del Distrito Federal, pero con eso ha logrado generar algunas expectativas que tampoco le van a alcanzar para sentarse en la silla.
Es pues bastante interesante ir midiendo alcances más allá de las apariencias: un buen número de candidatos son simuladores, no están gastando el dinero con el entendido de que no van a ganar y se lo van a quedar para enfrentar algunos años en la banca, mientras vuelven a intentarlo.