La orden fue tajante, "el proyecto es viable, cumple con todas las especificaciones y hay que permitir su desarrollo", es por eso que de pronto el personaje en cuestión tuvo que guardar silencio y bajarle a las campañas de denostación que traía utilizando para ello un medio informativo local igualmente lastimado por cuestiones económicas no satisfechas.
El funcionario llegó a la delegación "apadrinado" particularmente por su cuñado, que es el coordinador de delegaciones federales en el país, es decir, aquello también es cosa de familia, se siente tan importante, que incluso llegó a considerar que podía aspirar a la presidencia municipal de Cuernavaca o a la misma gubernatura, ¡imagínese!.
Fidel Giménez trae, a decir de amigos cercanos, delirios de grandeza que lo llevaron a menospreciar capacidades y esfuerzos de compañeros delegados por considerarse cercano a personajes ligados al presidente de la república Felipe Calderón Hinojosa. No obstante, sólo exhibe pobreza extrema de mente y espíritu.
Y en efecto, las relatorías revelan que no puede ver ni en pintura a Martínez Garrigós, que por lo menos hasta este momento, le ha dado la vuelta en las buenas y en las malas.
Se han presentado muchos casos de actos públicos en los que ha tenido que salir casi huyendo para no enfrentar al alcalde, que igual ni se ha dado cuenta, pero eso refleja la enana estatura de Fidel.
En el caso del ex delegado de Sedesol, Oswaldo Castañeda Barrera, efectivamente esperó pacientemente algún suceso que justificara presionar a nivel federal, a través de su cuñado, su salida.
En este asunto en particular, las diferencias surgieron a partir de la coordinación de delegados estatales que ejerció Castañeda Barrera y que el otro nunca aceptó, porque se consideraba más importante de acuerdo a sus relaciones familiares.
En lo que respecta a Manuel Martínez, acabó haciéndolo víctima y en este caso en particular, ha sido penosamente derrotado. Y mire que el alcalde no ha querido hacer escarnio de él, porque finalmente lo tiene a modo.
El problema con esos personajes que se consideran de fino linaje es que quieren venir a tratar a los morelenses con los pies, pensando que aún somos tierra de conquista.
Pero el influyentismo y nepotismo es uno de los elementos que está enterrando al gobierno de la alternancia y muchos de ellos parece que todavía no se dan cuenta.
Se dedican a vivir entre lujos con base en un presupuesto público que es utilizado para cualquier cosa, menos en la solución de tantas necesidades y reclamos populares.
La SCT tiene una serie de compromisos pendientes con los morelenses que continúan siendo promesas incumplidas porque los funcionarios públicos responsables de esa institución actúan con nula seriedad.
Seguimos esperando resultados en lo que se refiere al libramiento nor-poniente de Cuernavaca, obra indispensable e inaplazable dadas las complicaciones en materia de vialidad en esta capital.
Qué decir de la ampliación a cuatro carriles del tramo de La Pera a Oaxtepec, sobre lo que se han dado decenas de declaraciones respecto a su concreción, pero continuamos sin ver nada.
En lugar de andar armando grillas y denostando a quienes no son de su complacencia, el señor debería ponerse a trabajar en el ámbito de sus competencias para sacar adelante inversiones que le urgen a Morelos, que lamentablemente continúa a la zaga respecto a estados circunvecinos.
De un año a otro, entidades como Puebla, Estado de México o el Distrito Federal, muestran profundas transformaciones que se aprecian a través de importantes vías de comunicación, pasos a desnivel, puentes, que son infraestructura necesaria para el desarrollo, aquí acaso en una década podamos ver alguna modificación.
Claro, para llegar a esos niveles se necesita de servidores públicos serios y responsables, no vividores del erario que consideran que la tierra que pisan no los merece y sueñan con una grandeza que nunca alcanzarán, porque además, todas las señales nos llevan a una posible debacle del actual régimen el año entrante, todo por gente como esa.