Por su representación, le conocíamos desde hace mucho tiempo: el hombre vivía cómodamente pero con base en un trabajo que ciertamente llegó a niveles de reconocimiento por parte del sector empresarial; porque a pesar de que nunca le faltaron motivos, optó siempre por la negociación y el entendimiento en la firma de contratos colectivos de trabajo, antes que ir a una huelga.
Es decir, el señor no tenía necesidad de meterse a la delincuencia; con los ingresos que lograba a partir de su estructura sindical, podía vivir en la comodidad. De tal manera que la agresión en su contra a pesar de que pareciera identificada con el delito organizado, no encuentra móviles en este origen y por lo tanto las instancias responsables de perseguir el delito tendrán que aplicarse a fondo para encontrar el motivo de este desafortunado acontecimiento.
El priismo local se encuentra muy consternado y enojado; responsabiliza a las instituciones estatales y federales, porque son esos dos niveles los que tienen que garantizarnos protección y seguridad en nuestra persona.
Tito Barrera se dedicó toda su vida al sindicalismo, aunque ello casi de manera obligada lo llevó a ocupar algunos espacios de representación popular. Fue regidor y diputado local; actuaba en los dos sentidos, el terreno partidista y el laboral.
Era callado y discreto pero muy efectivo en sus responsabilidades. Nunca supimos de alguna queja o señalamiento de sus representados ni tampoco de la parte patronal, y mire que suelen ser muy especiales cuando de incrementos salariales se trata.
Pero este tipo de sucesos pueden incluso multiplicarse ante la pasividad con la que actúan las instancias competentes en la materia. Son a estas alturas cerca de 400 crímenes desde que inició la ola violenta en el estado hace más de año y medio.
De todos ellos, hemos visto dos o tres casos aparentemente resueltos. Al 99% se le atribuye a acciones relacionadas con el delito organizado y ¡santo remedio! Con esos argumentos, se les envía al ostracismo, y si hay denuncias, a los archivos muertos, porque esa sola sospecha los hace inmerecedores de investigación alguna, conforme a la postura de la autoridad.
Lo cierto es que es una manera de sacudirse responsabilidades, y lo único que se propicia es la omisión y la complicidad, la complacencia y el estímulo para que los malhechores sigan haciendo de las suyas.
Reiteramos, a Tito le conocemos desde hace unos cinco lustros y no tenemos la mínima información que lo relacionara con acciones al margen del estado de derecho. Así que seguramente se trata de una acción con orígenes distintos a los que se quiso imprimirle, un móvil que llevará a la confusión a sabiendas de la actitud que las instancias públicas asumen en casos del delito organizado.
Esto pues viene a contribuir de manera significativa al enrarecimiento de las relaciones entre el Partido Revolucionario Institucional y el gobierno estatal y su partido, el Acción Nacional, mismas que apenas habían entrado en una especie de tregua.
Ya ve usted que se dieron un duro agarrón cuando figuras identificadas con la administración pública estatal y federal -caso específico del delegado de la SCT, Fidel Giménez Valdés- intentaron impedir las obras que realiza el alcalde capitalino priista Manuel Martínez Garrigós.
Pero la muerte de Tito calienta los ánimos, y vamos a ver reacciones un poco duras desde la trinchera de la fracción parlamentaria local tricolor en el Congreso del Estado.
Por lo pronto, desde gobierno se mencionaba que no había elementos de investigación. ¡Qué raro! Para dar alguna explicación al respecto y seguramente que no los habrá en los días siguientes.
El ambiente está complicado. Por lo menos en la entidad no se observa tendencia a la baja en este tipo de acontecimientos. Son muchos meses de zozobra ante una posición tibia de la autoridad que cuando se trata de delitos graves, lejos de dar la cara, intenta hacer lo que el avestruz, ocultar la cabeza.
Nosotros, desde esta trinchera, nos unimos a la pena que embarga a su familia, amigos y compañeros, también sus representados, porque pierden a un gran líder y sólo nos queda desearle que descanse en paz.