Independientemente de extrañas alianzas entre partidos políticos, otrora enemigos acérrimos, la elección que viene tiene otros dos ingredientes: las candidaturas independientes y la reelección en diputaciones locales y presidencias municipales, luego de una polémica reforma aprobada muy aceleradamente.
Habrá que ver cuál es el comportamiento de los electores en ambos casos, porque podría decirse que en lo relacionado a la reelección, como que la mayoría de los ciudadanos no fueron consultados e históricamente se mantenía una posición colectiva contraria en ese sentido.
Sobre todo, por contenidos legales muy arraigados en el país durante décadas, como aquello de “sufragio efectivo no reelección”, que en su oportunidad, las propias autoridades inculcaron de forma muy fuerte en el pensamiento de los mexicanos, de ahí que será interesante ver cómo se comporta la población a la hora de ir a depositar su voto.
Por lo que hasta ahora se puede observar, buena parte de quienes desde las diputaciones locales o ayuntamientos buscan continuar con su carrera política, lo vienen haciendo a partir de espacios prácticamente amarrados, como son las candidaturas plurinominales. Hay dos o tres ediles que sí intentarán reelegirse, pero el desgaste que traen a partir de su desempeño en los cargos actuales, los pone en claro riesgo de derrota.
Igual y se trata de probar qué tan viable fue haber modificado el texto respectivo en materia electoral, pero sí es un concepto novedoso que no se presentaba en justas anteriores. Y lo mismo se da en el tema de los candidatos independientes o ciudadanos. Si bien es cierto que ya en elecciones pasadas se probó esa figura, fueron pocos quienes optaron por ese camino.
En Morelos no se ha dado nunca, más bien en otras entidades en las que incluso se dieron sorpresas, como el hecho de que a la gubernatura de Nuevo León llegara Jaime Rodríguez “El Bronco” sin ir apoyado por partido político alguno. Pero en torno a tal modalidad pululan una serie de hipótesis y teorías que atribuyen a las propias autoridades actuales su instauración.
Incluso se afirma que es una estrategia oficial para pulverizar el voto popular a fin de que se facilite más la manipulación y los resultados en las urnas. O que los partidos considerados grandes, a partir de ahí podrán asegurar triunfos con una cantidad menor de votos que en condiciones de antaño.
Bueno, sobre el “El Bronco” lo menos que se dice, es que detrás de su ascenso estuvieron figuras del primer plano político y gubernamental y que incluso su aspiración a la presidencia de la república abriga los mismos propósitos, restarle fuerza a los enemigos reales.
Pero tampoco se dejó la puerta totalmente abierta para que cualquier ciudadano pudiera obtener un registro en calidad de aspirante independiente a algún cargo de representación. Hay reglas a cumplir ante el Instituto Nacional Electoral (INE) y por lo que se comienza a ver, la absoluta mayoría de los que levantaron la mano se están quedando en el camino, porque no logran reunir la cantidad de firmas requeridas a fin de ser considerados candidatos.
Son pues filtros que se antojan muy cuidadosamente calculados, para dejar pasar únicamente a aquellos que convienen a los intereses de los grupos monopólicos en el control del poder público. Como quiera que sea, vamos a una justa que se antoja será muy diferente a las anteriores por llevar conceptos antaño no incluidos.
VERIFICENTROS: TODO UN NEGOCIO
En otro tema, hemos dicho ya con anterioridad, que los centros de verificación en Morelos se han convertido en un negocio de unos cuantos y que la Secretaría de Desarrollo Sustentable (SDS) pareciera estar en complicidad con quienes los operan, ya que las denuncias respecto a irregularidades se multiplican.
Independientemente de que se aprecia la existencia de componendas entre esos establecimientos y algunos talleres mecánicos, hay señalamientos de que con una lana se evita cualquier riesgo y sin siquiera llevar el auto le entregan los documentos que prueban la supuesta verificación.
La cantidad señalada es de mil 500 pesos y existen quienes, dando muestra de valor civil, han ofrecido dar nombre y apellido, luego de haber sido extorsionados en éste que se supone es una prestación de un servicio que busca controlar las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, a fin de contribuir en la lucha mundial contra el calentamiento global.
El titular de la SDS, Topiltzin Contreras McBeath, simula no saber nada de lo que viene ocurriendo en relación a la verificación y en la medida de lo posible, responde con evasivas cuando se le aborda el tema, dando mayor crédito a la creciente sospecha, que se viene convirtiendo en una realidad.
Topiltzin, pretextando una modernización integral de los centros de verificación, obligó a los más de 40 empresarios del ramo que tenían negocios en todo el estado a cerrar. La insistencia era que los nuevos dispondrían de sofisticados equipos que además serían imposibles de manipular y por lo tanto se acabarían los actos de corrupción en lo sucesivo.
Lo que comienza a trascender muestra todo lo contrario, el funcionario ha dejado en manos de los concesionarios de esos centros, la operación de un negocio que le debe estar dejando enormes beneficios. En el pasado había más de 40, ahora son unos 12, pero no todos vienen funcionando.
No es tan fácil cumplir con ese servicio, porque además de que le viene costando al ciudadano algo así como unos tres mil pesos –sumando lo que cobran por la verificación y el costo de llevar el carro a servicio- tampoco se le ofrece una atención adecuada, ya que no hay capacidad para recibir al número de automovilistas que buscan cumplir con su responsabilidad.
Y es que se habla de un padrón vehicular de cerca de 750 mil unidades, para las cuales, reiteramos, sólo funcionan unos ocho o nueve establecimientos, lo cual resulta absolutamente insuficiente. Pero además los problemas técnicos continúan. Luego de haberse reiniciado el programa, se tuvo que suspender por diversas dificultades atribuidas a una mala planeación del tema.
Eso sí, Contreras McBeath amenaza con iniciar operativos a fin de multar a quienes no cumplan a partir del primero de febrero y ya imagina usted, el señor va sobre la lana, cuando ha sido la SDS la que falló en todos los sentidos.