Los partidos políticos comienzan su etapa de definiciones rumbo a las elecciones del año que viene y afilan la maquinaria para competir por las posiciones en juego, las más importantes la gubernatura, las senadurías, diputaciones federales y el ayuntamiento de Cuernavaca.
Como que a la justa en puerta estamos llegando con institutos políticos medio adormecidos o domesticados desde sus estructuras y actuales representaciones. A diferencia de otros tiempos, a nivel territorial, sólo el Partido de la Revolución Democrática da muestras de activismo intenso, los demás dependen prácticamente de algunos cuadros que desarrollan trabajos de precampaña.
En todos hay inconsistencias, pero es en el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), donde se exhibe toda clase de improvisación, a pesar de que a nivel de simpatías tienen todas las ventajas para ganar. Los mismos cuadros que conforman sus estructuras admiten que hay una especie de descomposición partidista, porque no existe dirección y mucho menos liderazgo.
En efecto, pareciera ser una lástima que a pesar de tener un campo bastante promisorio en materia electoral, se esté dando prioridad a los intereses de aquellos que conforman la dirigencia, algunos de los que por cierto, ya se reservaron los mejores lugares, como en el caso del presidente del CDE, Miguel Lucía Espejo.
El comentario de buena parte de quienes llegaron a ese partido con sueños de democracia y de justicia electoral muestran desánimo, ya que admiten que hay una lucha descarnada entre diversas corrientes y se tienen que estar cuidando entre sí por el golpeteo de todos contra todos.
Se menciona por ejemplo, que algunos recién llegados, como el senador Fidel Demédicis Hidalgo, ya sembraron parte de sus células al interior de Morena y llevan la instrucción de desacreditar al resto de quienes no comulgan con las ambiciones del temixquense.
El movimiento participó por primera vez en las elecciones intermedias del 2015; igual que ahora, traían una tendencia de triunfo en algunos municipios, sobre todo en Jiutepec. Antes de que iniciara el proceso, las estadísticas les concedían casi un dos por uno frente al más cercano perseguidor.
Pero cayeron en los mismos errores; impusieron a los candidatos y hasta eligieron a algunos por medio de tómbola. Así llegó su diputado local, que a los pocos meses, los traicionó por unas cuantas monedas. Y al final, ahí en Jiutepec cayeron hasta el cuarto lugar en los resultados finales.
En ésta ocasión no parece muy diferente; todavía no superan la etapa de asignación de espacios y quienes conforman las estructuras, reconocen que aquello no tiene pies ni cabeza y cada quien jala por su lado; parece que tropezarán nuevamente con la misma piedra.
Es una pena, porque en Morelos en especial, Morena cuenta con muchas simpatías en lo que se refiere a electores; más o menos se reproduce aquí la tendencia nacional ante Andrés Manuel López Obrador, quien por cierto, acaba de dar a conocer parte de su propuesta de gobierno en el caso de ganar la justa.
Claro, tampoco vamos a decir que los demás institutos políticos viven sus mejores momentos, casi todos enfrentan un enorme desgaste y condena colectiva, por lo mal que le han quedado al pueblo; no obstante Morena viene ofreciendo un comportamiento distinto y presumiendo de democracia y legalidad que no corresponde a los hechos.
Traen dos o tres figuras que se creen ganadoras a nivel de ayuntamientos o distritos locales, como Rafael Reyes, quien no es precisamente el mejor prospecto.
Además, para ser competitivos se requieren cientos y no vemos de donde saldrán; claro, con algo de liderazgo social, que es indispensable en estos casos.
Como ocurre en cada elección, la absoluta mayoría de aquellos que quieren competir van esperanzados a que la figura de AMLO los haga ganar y al final se vuelven un lastre contra él, porque su impopularidad y hasta rechazo resta votos a toda la fórmula y más o menos por ahí empezamos a ver la tendencia.
Son un partido nuevo; no hay experiencia en la mayoría de los dirigentes, empezando desde la cabeza, pero el haberle abierto las puertas a cualquier hijo de vecino, pensando que con ello sumarían en automático, propició un canibalismo que genera desilusión temprana.
El senador Rabindranath Salazar Solorio, a quien se considera virtual candidato a gobernador, no ha logrado imponer orden y disciplina interna y la casa parece tambalearse. La diputada federal Lucía Meza Guzmán acaba de oficializar su ingreso en ese partido.
Se afirma que aceptó la oferta de contender por una senaduría y sobre todo en la zona oriente de la entidad tiene muchos simpatizantes. El dirigente estatal Lucía Espejo iría con ella en la fórmula, porque él mismo se autoasignó la candidatura, pero la verdad es que no es rentable y jalará hacia atrás.
Venían trabajando juntos con el Partido del Trabajo, pero todo indica que esa alianza no avanzó e irían solos o con otro partido chiquito, porque en Morelos lo más seguro es que Movimiento Ciudadano, histórico aliado de AMLO, jugará con el PRD en esta ocasión.
En otras trincheras, pudiéramos hablar de mucho partido y pocos militantes, pero en lo que toca a Morena, es lo contrario; hay una muchedumbre apoyando al líder moral, pero aquí en el estado no hay partido o en todo caso éste se encuentra muy partido y no genera confianza.
Como que la oferta electoral de López Obrador sigue siendo atractiva; el solo hecho de que asegure que combatirá la corrupción al máximo, arranca aplausos y consigue adeptos, pero como que sus cuadros no están jalando parejo, la mayoría de las bases “distinguidas” son ya políticos de viejas y amañadas prácticas. Han pasado por diversos partidos sin dar resultados.
Salazar Solorio es el responsable de la plaza en el caso de Morelos y tendría que emplearse a fondo para corregir muchas cosas, de entrada, poner orden entre las estructuras, de otra manera, el más afectado pudiera ser él como candidato a la gubernatura y de paso le causará inconvenientes al abanderado presidencial que ya ha anticipado que va por el último boleto; si no gana en esta tercera intentona, se regresará a Tabasco a pasar sus últimos años de vida.