Radiografia del Poder

Sucesión en la UAEM

Iván, Rolando, Gustavo ¿la terna?

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El mandato al frente de la rectoría de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) a cargo de Alejandro Vera Jiménez toca fin, ya el proceso de sucesión también supera sus últimas etapas y quienes han logrado llegar a la final, como en un torneo deportivo, son Iván Martínez Duncker, Lorena Noyola Piña y Gustavo Urquiza Beltrán.

Es altamente posible que sea la terna de la que surja el nuevo rector, dando fin a un periodo que en sus recientes meses se caracterizó por un elevado grado de inestabilidad y conflictos, derivados de la insuficiencia de recursos para poder cumplir con obligaciones de la máxima casa de estudios, ya sean laborales, académicas o administrativas.

A Vera le tocó hacer frente a un escenario bastante complicado, consecuencia de diferencias con las autoridades estatales e incluso con el Congreso local, que llevaron a una entrega de fondos regateada a cada momento y que ha provocado toda clase de reacciones al interior de la comunidad universitaria.

No obstante esas presiones lo suficientemente fuertes, el señor logró sobrevivir a movimientos que empujaban hacia su destitución anticipada y, por lo que se puede apreciar, por lo menos alcanzará llegar hasta el final para entregar la estafeta a su sucesor, que pronto será ungido por los integrantes del consejo universitario.

Por las razones que hayan sido, Vera ha sido figura central en ese conflicto con los poderes públicos estatales y por lo tanto su relevo podría cambiar las cosas de manera radical y con quien llegue en su lugar comenzará una nueva etapa, que bien podría venir acompañada de los recursos suficientes como para dejar atrás las carencias que amenazaban con parálisis.

En medio del fuego cruzado, el aún rector ha sido blanco de toda clase de señalamientos, que lo llevaron incluso a comparecer ante tribunales locales de justicia por acusaciones de presuntos malos manejos económicos, aunque ha logrado superarlo.

Se pronostica que una vez entregada la rectoría, la UAEM comenzará a vivir tiempos diferentes, porque sea quien fuere el nuevo inquilino de rectoría, ya no trae problemas con las autoridades locales, que por el contrario buscarán congraciarse con la comunidad universitaria, dando elementos para validar aquello de que el problema era Vera Jiménez.

Todo lleva entonces a considerar que está entre Iván o Gustavo el nuevo mandato en esa máxima casa de estudios y, por los antecedentes que se conocen, se trata de elementos con un buen nivel de capacidad y de formación como para dar seguimiento al trabajo de Alejandro.

El asunto de la sucesión está muy calientito, ya ve usted que incluso le hicieron abortar una reunión de consejo universitario en la que se esperaba fuera aprobada la terna que contenderá por la rectoría. Los movimientos internos, buscan exhibir y desgastar aún más a Vera, porque tampoco descarta buscar un enroque en la contienda electoral entrante, una vez que deje la responsabilidad actual.

La cosa es clara, no lo dejarán en paz hasta el último día de su administración; algunos actores sindicales y de representación en la Federación de Estudiantes Universitarios de Morelos (FEUM) lo seguirán como su sombra para causarle conflicto, porque pareciera que ya atienden a otras fuerzas extra universitarias.

Por todo lo anterior, sí es verdad que no se tienen antecedentes de una sucesión en tales circunstancias. Desde luego que la transición lleva necesariamente al choque de grupos en la búsqueda del control de la UAEM y eso calienta los ánimos, pero la de ahora es una elección muy distinta, que va más allá de las fronteras del campus.

Lo bueno para él es que ya prácticamente ve la orilla; una vez que se conozca a su sucesor, el nivel de rijosidad vendrá a menos, todo mundo se irá con la nueva figura, sin embargo deberá aguantar algo así como unos dos o tres meses más.

Claro, como quiera que sea, las cosas no quedarán tan tranquilas luego de la era de Vera Jiménez, ya que hoy mismo observamos cómo entre universitarios –aquellos fieles al rector y a la causa y sus contrarios- se libra igualmente una batalla que irá para largo.

Bueno, algunos profesores han hecho pública su decisión de renunciar al sindicato académico, acusando a los dirigentes de haber traicionado a la universidad, entre ellos Wolfango Aguilar, y eso da una clara idea del grado de confrontación que desde dentro se traen y que subsistirá más allá del sexenio actual.

Para acabar pronto, las heridas no sanarán tan pronto y seguramente que habrá de pasar algún tiempo como para que las ofensas sean superadas. Será hasta entonces cuando en la UAEM se recupere la unidad que se rompió hace cerca de seis meses.

La causa de todo eso, un fuerte déficit financiero que no se resolverá en el mediano plazo, dado que son cientos de millones de pesos los que se requerirían para tal efecto y como que las posibilidades de gestión también se han venido acotando; seguramente no quedan muchas puertas por tocar.

Ya ante la Federación, el mismo Alejandro Vera está muy desgastado; casi cada dos semanas se ve obligado a recurrir a esas instancias, a fin de conseguir los fondos requeridos para el pago de catorcenas y eso lleva al cansancio de los interlocutores.

Pero como que esto de irrumpir en una sesión de consejo universitario ha sido muy atrevido. Dadas las condiciones que imperan en el momento, también se antoja imprudente que no se tomaran precauciones; como que los agarraron de sorpresa.

 

 

 

 

 

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