El Instituto Nacional Electoral (INE) ha dado el banderazo de salida al proceso de elección presidencial del 2018 mediante la articulación y puesta en marcha de diversas acciones encaminadas ya a propiciar condiciones apropiadas a fin de entregar resultados creíbles en la importante justa que se avecina.
Pero a pesar de que no eran los tiempos legales para iniciar campañas, la mayoría de los mexicanos ubicamos ya muy bien a quienes se perfilan como posibles candidatos a la presidencia de la república desde diversas trincheras y por lo tanto, sabemos que entre algunos de esos quedará la responsabilidad de conducir las instituciones de gobierno a partir del primero de diciembre del año venidero.
Bueno, incluso ya nos queda claro que el líder moral del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) Andrés Manuel López Obrador será candidato por tercera y –a decir de él mismo- última ocasión, porque si llega a perder o lo obligan a hacerlo, se retirará casi del ejercicio de la política y volverá de tiempo completo a su tierra natal, Tabasco.
En contraparte, aún no sabemos por dónde irá la jugada en lo que se refiere al resto de los partidos, aunque igualmente estaríamos previendo que, a diferencia de elecciones presidenciales pasadas, sólo tendremos tres alternativas reales por las cuales apostar: es decir, el propio AMLO por Morena; el candidato del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el que se decida que encabece el proyecto electoral del famoso Frente Amplio integrado por Acción Nacional (PAN), Movimiento Ciudadano (MC) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Habrá que ver si algo cambia en breve, si no es así el frente irá con un aspirante surgido de las filas del panismo, porque es el que tiene las mejores tendencias como partido y mucho se advierte que ya el dirigente nacional, Ricardo Anaya, tiene en la bolsa la candidatura.
Si por ahí van las cosas, pues de los tres esperados, ya casi tenemos a la vista a dos, Andrés Manuel y Anaya, sólo nos faltaría conocer al que mande el tricolor, en cuya fila están formados por lo menos tres: el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, el de Educación, Aurelio Nuño y el de Hacienda, José Antonio Meade.
Dada la cercanía de la decisión, no consideramos que alguien más se pueda meter a la pelea, de tal forma que de esos saldrá el agraciado. Se acabaron los tiempos en los que los mexicanos sabíamos de antemano quien sería el presidente de la República desde el instante en que el PRI anunciaba a su abanderado. Desde el Año 2000, cuando inició la alternancia, a la fecha, la moneda está en el aire; nadie la tiene segura y hay que esperar al resultado en las urnas y a veces, muchos días después de la votación, por lo cerrado de las contiendas.
No obstante y con los nombres de los posibles sobre la mesa, sí tenemos que comenzar a analizarlos y valorar a quien le estaríamos dando la confianza y las llaves del país para que nos gobierne los siguientes seis años, decisión por demás trascendental para nosotros como gobernados.
Pues bien, comenzaríamos viendo los perfiles y las propuestas, ya ampliamente conocidas en el caso de AMLO. Y se nos antoja que será el que ofrezca un proyecto político, económico y social con más diferencias que en el caso de los otros dos. Sus argumentos y banderas de campaña están también a la vista: combate a la corrupción, castigo a quienes cometieron actos de rapiña, reversa en algunas reformas estructurales y lucha contra la pobreza a partir de una mejor distribución de la riqueza nacional.
El señor viene haciendo campaña desde hace más de una década, así que no es sorpresa que las tendencias le favorezcan, sin embargo, sí trae preocupados a sus posibles adversarios y muchas de las estrategias que están armando van en busca de frenarlo; es decir, va a dar la pelea y en serio.
Sobre el bloque y si en efecto le dan la candidatura a Anaya, también pueden dar la sorpresa, porque de manera conjunta suman puntos casi por encima de los demás y en el caso del abanderado, ofrece pros y contras. Nos parece que es un personaje con escasa formación para una responsabilidad de tal alcance.
Trae un serio conflicto al interior de su mismo partido que deberá superar a fin de evitar una gran desbandada que adelgace el peso del bloque. No parece mal sujeto en lo que a imagen y perfiles se refiere; tiene cierta gracia y atracción electoral, sólo habrá que esperar cuál es su propuesta de proyecto para México, pero montado por lo menos en tres partidos, pudiera ganar la justa.
Sobre los priistas, como que el Secretario de Gobernación ha estado perdiendo terreno ante sus adversarios internos; hasta hace unos meses, parecía ir solo, pero en el camino se le han acercado tanto Nuño como Meade y, por lo tanto, hay que esperar a ver hacia dónde se inclina la decisión presidencial, porque a pesar de que se niegue, será el mandatario Enrique Peña Nieto, secundado por su grupo cercano, el que elija al bueno.
Osorio es un hombre institucional, viene de ejercer una carrera política de muchos años; como titular de la SG, está en medio del fuego, dijérase, le ha tocado “bailar con la más fea”, lo que le genera un enorme desgaste político. En cuanto a perfiles, pues tampoco es una figura de enorme atracción, pero cada vez tiene menos negativos, según encuestas.
José Antonio Meade, a juicio de algunos observadores, pareciera el de mejor carisma y atractivo para los electores. Conoce la situación económica por la que pasa el país y ello puede ser de gran ayuda en caso de que fuera el candidato y ganara. Otra ventaja es que su posición le mantiene las puertas abiertas con poderosos políticos de otros países, uno de éstos, Estados Unidos. Aurelio Nuño, quien pasó por momentos bastante complicados a partir de la reforma educativa, parece haberle dando la vuelta a la página.
Tiene apaciguados los ánimos al interior del magisterio y como decía un crítico, recuperó la vitalidad del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y achicó casi hasta borrarla, a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), que estuvo a punto de bajarlo del caballo. Así que no está descartado y tampoco es mal prospecto, pero es usted quien decidirá.