Ante la escasa credibilidad de los partidos políticos, los resultados de la elección del 2018 se dará en función de los candidatos, serán éstos los que atraigan el voto ciudadano y a decir verdad no vemos en el escenario inmediato cuadros con el carisma y los perfiles necesarios como para ser el atractivo de la contienda.
El caso del alcalde capitalino Cuauhtémoc Blanco Bravo es ejemplo de lo que decimos: como instituto político, el Partido Social Demócrata (PSD) no representaba nada en la justa intermedia del 2015, fue la figura del futbolista la que le dio el triunfo en la capital del estado, pero podríamos anticipar incluso, que ya sin alguien con posibilidades de atraer simpatías, pudiera perder el registro en la contienda del año entrante.
La escasez de cuadros valiosos en los partidos es preocupante, prácticamente todos padecen un desgaste creciente, porque tampoco permiten el florecimiento de rostros nuevos, debido a que los viejos militantes y “cuadros distinguidos” se adueñas de los espacios y no permiten la formación.
Eso se aprecia desde las cúpulas; panistas, priistas o perredistas adolecen de liderazgos y eso necesariamente influirá en los resultados finales, de ahí que la polémica presencia de Andrés Manuel López Obrador siga siendo una amenaza para quienes han monopolizado el ejercicio del poder en el país, ya que para amplios sectores populares, sigue siendo un atractivo electoral.
Los panistas están divididos entre el bloque que encabeza su dirigente nacional Ricardo Anaya y la esposa del ex presidente Felipe Calderón Hinojosa. Pero ninguno de los dos es garantía de triunfo, sus figuras son opacas y hasta cuestionadas; porque además, se vienen dando con todo entre ellos.
En lo referente al tricolor, son puros barones los que están apuntados, el mejor calificado hasta ahora, según encuestas, es el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong; lo siguen de cerca el titular de Educación, Aurelio Nuño; también el Secretario de Hacienda José Antonio Meade Kuribreña, pero éstos, al igual que los de los otros partidos, tampoco traen tendencias muy buenas que digamos.
Por lo que toca al Partido de la Revolución Democrática sigue mencionándose que el gobernador de Michoacán Silvano Aureoles y el jefe de gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinoza, éste, con mejor calificación, son los que se perfilan, no obstante, aún no se ha definido si irán en un solo frente con Acción Nacional y si fuera así, todo indica que quien estaría asumiendo la candidatura de ambos sería el líder panista.
Pero por donde se le quiera ver, se aprecia una pobreza de perfiles y de atractivos electorales que den ventaja a alguno de ellos sobre los demás y reiteramos, es el tabasqueño, quien ahora viene montado en su propio partido, el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el más atractivo, por lo que se puede apreciar.
Ese es el gran dilema, que en la mayoría de las trincheras no se ofrecerán candidatos que arrastren votos por sí mismos y ante la mala imagen de sus partidos, lo que se garantiza es un abstencionismo elevado, que tendrá que ser amortiguado, como ha sido siempre, con estímulos económicos y materiales a fin de sacar a los electores de sus casas.
Por eso, aquellos políticos que tengan mayor sensibilidad, proximidad con los ciudadanos, trabajo de gestión y de apoyo y algo de carisma, tomarán ventajas por encima de estructuras partidistas y hasta de presupuesto de campaña.
Aquí a nivel estatal, las cosas andan más o menos igual, casi todos los institutos políticos presentan los mismos síntomas de decadencia y en lo que se refiere a cuadros, no se ven diferencias significativas en comparación con el escenario nacional.
La lista de quienes consideran tener merecimientos para ser candidatos a la gubernatura por sus respectivos partidos es larga. Mencionaríamos, más allá de colores, a Guillermo del Valle Reyes, Javier Bolaños Aguilar, Rabindranath Salazar Solorio, Rosalina Mazari Espín, Jorge Meade Ocaranza, Matías Quiroz Medina, Lucía Meza Guzmán y algunos de corte independiente que siguen sin definición de plataforma.
Por aspirantes no paramos, siempre sobran aquellos que se dicen dispuestos a “sacrificarse” por el pueblo, sólo que la política se encuentra tan desgastada, que ya la mayoría de la población tiene recelo, porque lleva décadas esperando a alguien que le cumpla una mínima parte de las promesas de campaña; todo ha sido fracaso y traición a la hora de la toma de decisiones de sus representantes populares.
También hay que decir que la tendencia favorable que lleva AMLO obedece principalmente a que el señor viene haciendo campaña por la presidencia de la república desde hace más de una década; la buscó en las elecciones del 2006 y el 2012, va por la tercera, que sostiene, será el último intento, si falla, se refugiará en su natal Tabasco.
Los demás posibles contendientes medio desarrollan campañas de proselitismo, pero muy incipientemente porque la ley electoral lo prohíbe, hasta que se abra el proceso, que será en unos días, comenzando septiembre. De ahí que López Obrador muestre ciertas ventajas sobre los otros, pero habrá que ver cómo arrancan aquellos.
Como quiera que sea, la publicidad electoral suele tener ciertos resultados y cambiar la percepción colectiva hacia quienes obren con mayor inteligencia en esa materia, pero a decir verdad, el producto que se va a promover no es de mucha calidad que digamos y entonces el costo por cada voto se incrementa sustancialmente.
En posiciones de menor rango, aquí en lo estatal, toman presencia personajes que pudieran ser rentables a la hora de la verdad, pero en términos generales podemos sostener que como dijera un viejo político, en la materia en referencia, la caballada está flaca, por no decir que moribunda y casi en extinción.