Cierto, al paso de los años y luego de sus reelecciones, éste convirtió ese espacio en una bolsa de trabajo para consanguíneos y amigos. Las mejores plazas eran reservadas para los suyos.
Aquello pues se pervirtió y dejó de funcionar cabalmente, porque había muchos intereses que impedían la cabal aplicación de la ley en los procesos, era indispensable pensar en cambios de fondo, pero todo indica que tampoco esa fue la solución, porque su sucesor Miguel Ángel Falcón Vega de manera apresurada comenzó a reproducir las prácticas viciadas de aquel y en unos cuantos meses ha dado muestra se que va por el mismo rumbo.
El asunto es que seguimos viendo como los "servidores públicos" han perdida buena parte de su vocación de servicio, las instituciones están llenas de personajes de negros intereses y poca rentabilidad, convirtiendo nuestro escenario en un incierto futuro.
Sí, ya Falcón Vega también llevó a sus familiares y no sólo eso, está permitiendo que algunos de sus colaboradores hagan lo propio, lo que no estaba previsto cuando se pensó en que sustituyera a Rosas Pérez.
Y mientras los mandos superiores se despachan con la cuchara grande, en los juzgados y las mismas salas lo que menos importa a los jueces es corresponder a la confianza que les han dado de impartir justicia a los gobernados, que efectivamente no encuentran la salida a un crucigrama en el que se convierte el sistema cada vez menos efectivo.
Con todo esto, aquella intención de ir a fondo en contra de las irregularidades que dejó Ricardo Rosas, se transformó sólo en uno de esos escándalos coyunturales más, que con alto grado de contaminación política sólo buscan generar confusión mientras se llega a un arreglo en lo oscurito.
Es decepcionante observar que al paso de las décadas, ningún intento logre mejorar o eficientar los resultados en materia de prevención, persecución del delito o aplicación de la ley.
Nos encontramos ahora con el novedoso sistema de justicia alternativa, una modalidad copiada de naciones avanzadas, que igual sigue estacada mientras el rezago en la materia se acumula de manera casi matemática con la complacencia de las instancias competentes.
Pero reiteramos, en el Poder Judicial las cosas siguen de cabeza, aquello continuó siendo "un club de amigos" que están centrados en satisfacer sus intereses que de ninguna manera son los del ciudadano, haciendo de los poderes públicos ambiente de rapiña, que todo indica no podremos desterrar al corto plazo. La ausencia de ética, honestidad, valores morales y demás formas de ejercer el poder, que han venido en degradación paulatina, en un claro empobrecimiento de la clase política que tiende a achicarse.
SOLIDARIDAD ANTE EL DESASTRE
Por otro lado, es satisfactorio observar cómo la pronta reacción de solidaridad del pueblo morelense, acompañada de la agilización de gestiones en los tres niveles de Gobierno, han logrado revertir los daños causados por las tormentas, principalmente en la cabecera municipal de Yautepec.
De acuerdo a una rueda de prensa ofrecida ayer por secretarios del gabinete y la comisión para ello integrada, el monto de los daños causados por esos destrozos llegan a cerca de 90 millones de pesos.
La federación, a través del Fondo Nacional de Desastres Naturales (Fonden) aportará buena parte de lo necesario, para reponerle a quienes salieron afectados parte de sus pertenencias.
Ya por lo menos la cosa volvió a la normalidad y cientos de familias a sus hogares, sin embargo también fue parte de una respuesta inmediata del gobernador Marco Adame Castillo, que en efecto demostró mucha ascendencia en las altas esferas de la política nacional como para que se declarara a Yautepec zona de desastre.
Pero donde el ambiente ha sido muy distinto por la propia actitud de los damnificados por el incendio, es en el Mercado Adolfo López Mateos. Aquí, en una reunión de entrega de recursos, hasta a los reporteros querían golpear.
Exhibieron actitudes de agandallamiento y bajos valores, no todos, por supuesto, hay gente respetable, pero no faltan aquellos que enseñan el cobre.