Lo que acontece en el blanquiazul no es nuevo, tampoco pareciera obedecer absolutamente a la “decisión” de un miembro de su bancada local a sumar su voto a favor del grupo mayoritario que empujó los cambios, no, fue acaso la gota que derramó el vaso o tal vez el momento oportuno para restar fuerza a una de las corrientes que disputan el control y pelearán por los espacios electorales hacia las elecciones del 2018.
La presencia ayer de Adrián Rivera Pérez y Luis Miguel Ramírez Romero, durante la conferencia que ofreció el diputado Carlos Alaniz Romero, a fin de intentar justificar su postura en apoyo a la reforma, mostraba claramente que la anterior es una batalla, que desde hace tiempo, libran los neopanistas contra los de la “Sagrada Familia”.
Alaniz, por cierto, es sobrino del ex legislador federal y ex aspirante a la alcaldía capitalina Miguel Ramírez Romero y no podía ser distinto, porque para esa parte del panismo, todo es cuestión de familia, a pesar de que sea un factor que les ha venido costando mucho, porque cuando la sociedad comenzó a darse cuenta de que sólo era utilizada para satisfacer intereses de grupos eternamente enraizados en el PAN, decidió ir retirándoles su confianza.
El legislador echó mano de toda clase de argumentos a fin de mostrar que ha sido incluso congruente, pues sólo apoyo algo que su partido ya había palomeado, sin embargo hay algunos puntos en esa ley que necesariamente debieron ser valorados antes de sumarse en su aprobación y que todo indica, son el origen de la molestia de sus compañeros.
Simplemente parece inadmisible que se manejaran conceptos y asuntos similares con reglas totalmente diferentes. Los representantes populares decidieron ampliar su reelección a cuatro periodos, o sea bien podrían permanecer como tales 12 años consecutivos, adicionales a los que ejercen en este momento.
No sólo eso, tampoco están obligados a separarse de sus representaciones para salir a realizar actos de proselitismo electoral, si deciden con sus respectivos partidos intentar reelegirse. Claro, prohíben el uso de recursos públicos, materiales o de personal para sus fines, sin embargo ya sabemos que eso sólo queda en el papel, siempre habrá forma de violar las reglas.
Sin embargo, para el caso de los presidentes municipales la posición fue distinta, éstos, en primera instancia, sólo podrán aspirar a dos reelecciones y ellos sí están obligados a pedir licencia por lo menos seis meses antes de la justa electoral.
Ayer por la mañana el diputado federal panista, aspirante al gobierno estatal Javier Bolaños Aguilar, tras hacer entrega de material deportivo a familiares de lustradores de calzado en el Centro Histórico, habló sobre el tema y recordó que la reforma electoral era obligada, porque ya a nivel federal se hizo lo propio, de tal forma que habría que armonizar el marco a nivel estatal.
Pero calificó de incongruente lo que líneas anteriores le señalamos, eso de que los representantes populares locales se reservaran el derecho de reelección tantas veces y además con permanencia en el recinto. Esto es lo que se cuestiona a Alaniz Romero, porque finalmente se sumó a la mayoría, validando en todos sus términos, el contenido de la materia en cuestión.
Pero reiteramos, la anterior, pareciera haber sido sólo la oportunidad para dar un nuevo golpe a la “sagrada”, por parte de un panismo emergente que gradualmente ha venido desplazándolos de los órganos de control en el CDE e incluso el municipal.
Los viejos cuadros del partido están muy desgastados, monopolizaron el poder durante décadas hasta llegar al hartazgo social, la única manera de recobrar vitalidad es con nuevas figuras y rostros, algo que les viene dando resultado.
Frente al proceso electoral del año entrante, los bloques toman distancia entre sí, está visto que cada uno lleva proyectos propios hacia la contienda, necesariamente van a chocar, ya lo están haciendo. La “sagrada” lleva a dos como propuesta a la candidatura al gobierno estatal, por la vía institucional, al diputado local Víctor Manuel Caballero Solano, por la “independiente” al sacerdote con licencia Antonio Sandoval Tajonar.
Por el otro lado, quien se perfila como único es Bolaños Aguilar, además con muchas ventajas, porque tiene una excelente relación con la cúpula panista, desde la Cámara baja le dan toda clase de facilidades para que haga trabajo electoral, ello incluye recursos para el desarrollo de proyectos en obra pública a municipios, así como gestiones menores en apoyo a grupos sociales que se traducen en sufragios a la hora de ir a las urnas.
Cualquier ruptura en un instituto político es lamentable, porque le resta fortaleza, pero es algo que no se puede evitar, no conocemos a ninguno que no padezca de esa enfermedad, ahí están los otros, como el PRI o el PRD, sin embargo la lucha por el poder es así y son los que cuentan con las circunstancias a modo en el momento adecuado, los que logran sobrevivir y los tiempos de gloria de la “sagrada” ya se fueron.
Por lo pronto, Alaniz Romero advierte que se va a defender, que irá ante los órganos competentes del partido en la materia a demostrar que actuó correctamente, igual y no pasa nada, es decir no es expulsado como se anticipa, sólo que políticamente el golpe está dado.
La sospecha de que “vendió” su voto no se la quitará en el corto plazo y cambiar la percepción social no es cosa sencilla. También en el tricolor hay inquietudes, porque similar a lo ocurrido en Acción Nacional, un miembro de esa bancada validó la reforma, no obstante, de ese lado no se menciona algún proceso a fin de expulsar al aludido, aunque el presidente del CDE Rodolfo Becerril Straffon sí calificó de inaceptable la actitud de su pupilo.
Y bueno, además de provocar inestabilidad en partidos, la reforma electoral también rompió la unidad con la que se venía conduciendo el Poder Legislativo de un tiempo a la fecha y es probable que ya no se logre recuperar, porque el ambiente electoral abonará en las diferencias.