Se atribuye a la Fiscalía Anti Corrupción, a cargo de Juan Salazar Núñez, la autoría de su libertad, por insuficiencia de elementos probatorios en eso del delito de peculado y quizás tenga razón, sin embargo, al interior de las instituciones responsables de la persecución e investigación de la delincuencia, alguien debería pagar las consecuencias de tal error.
No es posible que por fallas atribuibles al mal desempeño de algunos funcionarios o “servidores públicos”, malhechores de cuello blanco como Colín Nava sigan en la calle, es una ofensa al pudor de los ciudadanos de Temixco, que ven con impotencia como la impartición de justicia y la aplicación de la Ley se prestan a todo tipo de componendas y obstáculos.
Ayer le hicimos una descripción de los alcances que tuvo en materia de irregularidades, la administración del ahora indiciado y créame que sólo fue parte de un escenario mucho más complejo y desafortunado, que es ejemplo de la impunidad y desaseo como se gobierna en este país, situado mundialmente como una nación con los más elevados índices de corrupción.
Es entonces imperdonable que por insuficiencia de pruebas se le debiera decretar la libertad, eso incluso huele a componenda, porque ya sabemos cómo se las gastan los políticos para superar asuntos de tanta delicadeza como éste, igual y corrientes políticas antagónicas llegaron a un acuerdo a fin de no agredirse mutuamente. Y es que no hay muchas otras explicaciones entendibles para aceptar tal decisión.
Lo que viene pasando en nuestro entorno cercano es algo que nos debe causar mucha preocupación, porque se ha perdido todo valor y ética en el ser humano, sí por lo menos en la mayoría de quienes nos gobiernan y es oportuno reproducir parte de una reciente publicación de un medio de circulación nacional en la que un analista, a su vez, hace mención de la expresión de la escritora estadounidense Ayn Rand.
Entre otras cosas y en resumen, refiere que “cuando adviertas que para producir necesitas obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes no trafican con bienes sino con favores; cuando veas que muchos se hacen ricos con el soborno y por influencias, más que por su trabajo y que las leyes no te protegen contra ellos, sino por el contrario, son ellos los que están protegidos y cuando descubras que la corrupción es recompensada y la honradez un auto sacrificio, podrás afirmar que tu sociedad está corrompida”.
El texto da fe de que la escritora, en su oportunidad, hace referencia a México sobre el tema y advierte que está condenado al fracaso y luego divide al mundo en dos bloques, los hacedores y los tomadores; los primeros son los que impulsan el desarrollo, la creatividad y el progreso en bien de una sociedad, los tomadores sólo succionan de los hacedores.
Pareciera incluso que Ayn se quedó corta, a estas alturas la corrupción en el país camina sin freno ni controles, la ciudadanía en su conjunto es rehén de estos parásitos que se auto califican como “servidores públicos” y que han hecho de ello un mecanismo para acceder a todo tipo de comodidades y beneficios sin el menor esfuerzo físico e intelectual.
No podemos sostener que todos sean iguales, como en todo, siempre habrá excepciones, pero desafortunadamente son los menos y en casi todos los sentidos, es decir, la capacidad y preparación de esas figuras públicas tampoco representa un signo destacado, son más los que llegan al “desempeñó” de alguna representación popular, sin la formación académica o experiencia necesarias para garantizar resultados.
Y hacemos todo este relato, precisamente porque se nos antoja un hecho bastante lamentable lo sucedido con Colín Nava, que debido a inconsistencias en el proceso de investigación de sus delitos, haya tenido que ser puesto en libertad.
Si las instancias oficiales tienen un poco de pudor, deberán rehacerse de los elementos suficientes para volver a atraparlo y en ésta ocasión ya no darle márgenes de escapatoria, claro, ello si no se dio algún pacto entre corrientes o grupos políticos en el poder, de otra manera, hasta se le estaría dando la oportunidad de que se fuera del estado y del país para que escapara de la justicia.
Mire, seguramente es cierto todo lo que se le atribuye al ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, el robo de cientos de millones de pesos, pero como que ya hay señales del porqué de esa persecución en su contra desde altos niveles gubernamentales. El señor jugó electoralmente mal, sigilosamente apoyó al Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) de Andrés Manuel López Obrador en la elección para gobernador, traicionando a su partido, el PRI.
Ése es en realidad el motivo de que esté detenido, si hubiera apoyado al candidato del Revolucionario Institucional, estaría disfrutando sin ningún problema de la riqueza acumulada; así que no le demos más vueltas a casos como éste, para nada es una muestra de intolerancia a la corrupción, por el contrario se trata de una advertencia para todos aquellos que en las elecciones del 2018, piensen hacer lo mismo.
Y eso pudiéramos estar presenciando en el caso de Morelos, no la instrucción de llevar a la cárcel a quienes cometen toda clase de pillerías en el ejercicio del poder, sino a aquellos que no supieron compartir el botín y se lo quedaron para sí y algunos cómplices.
Y ejemplos de impunidad en tiempos recientes sobran, particularmente en lo referente a ex presidentes municipales, que no obstante demostrarse desvíos cuantiosos de fondos estatales y federales, acaso son objeto de campañas publicitarias negativas mediáticas en su contra, pero hasta ahí, jamás son llamados ante los tribunales para que rindan cuentas verdaderas de lo que hicieron.
Ojalá que no estemos ante una Fiscalía pro corrupción, que lleve la encomienda de perseguir a antagónistas políticos pero no a los malos funcionarios. Por ahora se excusa en que los expedientes no fueron correctamente integrados, pero entonces que se atraiga a los que no desarrollaron bien su trabajo y se les sancione.