Ayer, un buen número de figuras que han ocupado cargos diversos, como regidurías, presidencias municipales, diputaciones locales y hasta federales, formalizaron su renuncia a seguir portando la camiseta amarilla y se pusieron la del nuevo instituto político.
A muchos de ellos los vimos caminando por las calles, tocando de puerta en puerta para convencer a los electores de que el mejor proyecto político, previas las elecciones del 6 de julio de 1988, era la izquierda, porque promovían el voto a favor de lo que se denominó el Frente Democrático Nacional (FDN), con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano como candidato presidencial.
A esa justa electoral llegaron como frente, pero un poco de tiempo después, se constituyeron en lo que fue el PRD, es decir son los que pusieron la primera piedra para la edificación de dicho instituto en el estado, pero la gran mayoría se han visto desplazados de la trinchera que con tanto esfuerzo construyeron y han terminado por buscar refugio en otro espacio.
Hablamos de algunos que incluso, hasta hace poco tiempo, mantenían una cercanía inocultable con quienes ejercen el poder a nivel estado, como en el caso del ex legislador local Juan Ángel Flores Bustamante, que además fue el coordinador de la fracción parlamentaria en el Congreso local.
Víctor Nájera Medina, que además de haber sido diputado local se desempeñó igualmente en una representación en el Congreso de la Unión; Silvia Salazar, quien fuera alcaldesa perredista en Jiutepec y antes de eso legisladora local. Anastasio Solís Lezo fue diputado federal y en su oportunidad parte de la dirigencia estatal perredista.
Lo anterior, sólo por citar algunos, porque en la presentación de renuncias había fácilmente unos 30 cuadros que han sido piezas significativas del trabajo de las izquierdas en la entidad y que se han sumado al movimiento que encabeza el presidenciable Andrés Manuel López Obrador.
Bueno, para el partido fue tan significativa la suma que logró en Morelos, que la dirigente nacional Yeidckol Polevnsky estuvo en el evento para darles la bienvenida a nombre del tabasqueño, aunque claro, quien desde lo local encabezó la estrategia fue el senador Rabindranath Salazar Solorio, de quien se insiste, pudiera ser el candidato al gobierno en el 2018.
Y le decíamos que particularmente en Morelos, esa tendencia a favor de Morena seguirá creciendo, no sólo porque se advirtiera que éste es apenas el comienzo de más adhesiones desde diversos partidos, sino porque en la tierra de Zapata hay una inclinación popular mayoritaria hacia ese sentido.
Y en lo particular, en las dos ocasiones en que ha participado como aspirante a la presidencia de la república, AMLO ha ganado aquí con amplia ventaja a sus adversarios, por eso se considera que Morelos pudiera ser uno de los primeros gobiernos estatales encabezados por el Movimiento de Regeneración Nacional y no es nada descabellado.
Si bien ayer fue representativo el grupo sumado, pudiera sostenerse que más del 50% de las bases que le restan al PRD también andan por ahí vagando sin rumbo.
Ante tales escenarios, no es exagerado decir que Morena bien podría ir absorbiendo el corredor que por algunos años soñó el PRD, es decir gobernar la Ciudad de México, el estado de Morelos y el de Guerrero, que sólo alcanzó por un brevísimo espacio, porque cuando se cumplía la meta, ocurrió aquel desafortunado suceso de la desaparición de los 43 estudiantes de la normal de Ayotzinapa en Iguala, que evidenció las complicidades del gobierno perredista de Ángel Aguirre Rivera con la maña y que lo obligó a renunciar, posibilitándole el regreso al Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Así como anda el ambiente y como lo reflejan ya los números, Morena se apoderará de la capital del país en la siguiente justa, de eso no hay duda alguna, quitándole el control precisamente al perredismo, pero de paso puede quedarse con Morelos y un poco más adelante pensar en agregar a Guerrero.
Mientras los demás partidos casi no se mueven, el de AMLO sigue a la alza, hoy estaría peleando el primer plano al PRI y al PAN, en los 22 o 24 puntos, mientras que los amarillos andan en los siete puntos porcentuales y a la baja constante.
La diferencia es que en lo que tiene que ver con los presidenciables, el tabasqueño ya les lleva una distancia superior a los 15 puntos porcentuales, tanto a los priistas como a los panistas. Pero la coyuntura tan difícil que estamos viviendo todos es favorable a esa corriente de izquierda, sobre todo por el discurso que históricamente ha manejado Obrador.
Claro, su presencia es indiscutible en la zona centro y sur de la República Mexicana, pero como que en el norte y en el Bajío es otra cosa, pero la irritación popular contra las políticas públicas consideradas antisociales, ha llevado a que en estados que no había podido penetrar significativamente, lo esté logrando.
Y como que hasta el tiempo le favorece, el que estemos todavía a más de un año para que comience formalmente el proceso, concede ciertas ventajas a los de Morena, porque no vemos por donde el resto de los partidos, que han venido actuando en complicidad casi en todos los sentidos, puedan bajar el nivel de irritación de los mexicanos, más bien pudieran darse situaciones más desafortunadas.
Alguien nos decía hace poco que desde el mismo PRI-gobierno se intenta darle un poco de oxígeno a los amarillos a fin de que no toquen fondo, con la esperanza de que sigan restándole votos al partido de AMLO, pero ya es casi imposible, ellos mismos no se defienden y van en picada. Para algunos sectores, el eventual triunfo de esa corriente de izquierda podría ser una aventura, pero las mismas instituciones le están poniendo en bandeja de plata las cosas.