Dice el dicho que lo que mal empieza mal acaba y el “matrimonio” por conveniencia entre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) apenas duró siete días. Ayer, Jonathan Márquez Godínez anunció el rompimiento del pacto que habían firmado con la dirigente Cristina Balderas Aragón, aunque aclaró que este “divorcio” sólo es por cuanto a la capital del estado.
La versión oficial es que no se pusieron de acuerdo sobre quién será el abanderado de la coalición “Morelos Sí”, más bien ni siquiera llegaron a ese punto, sino que “no nos pudimos poner de acuerdo en el método de selección”, según me confirmó personalmente Jonathan Márquez.
- Y quién punteaba?- le cuestioné.
- Nadie, porque ni siquiera alcanzamos a llegar a eso. No nos medimos- contestó el joven dirigente del tricolor.
Sin embargo, otras fuentes bien enteradas nos refieren que el punto de quiebre fue cuando el partido del Sol Azteca planteó que el candidato en común fuera Julio Yáñez Moreno, quien fue una especie de “revelación” en aquel proceso electoral para elegir gobernador en 2012.
Su principal argumento fue que en ese año obtuvo el cuarto lugar con más de 34 mil votos, que son muchos para un partido “chiquito” como era el Partido Socialdemócrata.
Por el PRI los candidatos eran más y más variados: el empresario Juan Carlos Rivera Palau, el ex sacerdote Antonio Sandoval, el también empresario y ex diputado por el PAN, Gabriel Haddad Giorgi; incluso alguna vez existió la posibilidad de que el abanderado del tricolor fuera nada menos que el ex panista Javier Bolaños Aguilar.
Pragmáticos como siempre, los priístas no veían mal que el candidato fuera un externo (hasta con Cipriano Sotelo hablaron), siempre y cuando las posiciones plurinominales se quedaran en casa.
Los únicos auténticos priístas que pretenden la candidatura son el abogado Rafael Cepeda Aguilar y Maricela Velázquez Sánchez, ambos con una larga trayectoria partidista y ella con la ventaja de ser mujer en caso de que decidan aplicar la paridad de género.
Se maneja también la versión de que hubo una encuesta en la cual Maricela Velázquez superaba por mucho a todos los antes mencionados, lo que ha sido negado por el dirigente Márquez Godínez, quien asegura que no tiene preferencias por nadie.
No obstante, hay priístas que aseguran que Jonathan se está cargando hacia el ex diputado panista Gabriel Haddad y hay una especie de “celo” hacia “Marichica”, alentado por sus asesores Eliasib Polanco y Jorge Meade.
Y es natural. Si bien es cierto que es innegable la cercanía de Jonathan con el líder nacional Alejandro Moreno Cárdenas, también lo es que Maricela Velázquez tiene contacto con los grandes jerarcas a nivel nacional. Recordemos que Mari ha estado “en las grandes ligas” de la política nacional cuando fue diputada federal, de ahí que algunos vean “moros con tranchete”.
Son esos quienes han hecho circular el rumor de que “los mariselos” quieren todo. La candidatura de Cuernavaca para Marichica, la de Cuautla para Guillermo del Valle, la diputación federal para la mamá y hasta una diputación local (por tercera vez) para su esposo Francisco Santillán.
Cierto o no, el hecho es que los priístas están nuevamente divididos para beneplácito de sus contrincantes. No se ponen de acuerdo ni entre ellos y así quieren hacer alianzas con otros partidos.
Ayer, en cuanto supieron que se habían roto las negociaciones con los perredistas, un grupo de priístas de Cuernavaca ofreció una conferencia de prensa en “La India Bonita” para candidatear a Rafael Cepeda Aguilar.
En su opinión, la alianza con el PRD no va a funcionar porque el Sol Azteca está desacreditado y sin militantes, por eso recomendaron a la dirigencia de su partido que apoye a una figura como Cepeda Aguilar que es originario de la ciudad y sabe de la problemática que se vive.
Estuvieron en la conferencia de prensa (sin cubrebocas, por cierto) Adelaida Morales, Gabriel Flores Navarrete, Juan Barba y Teresa López, líderes de colonias.
A diferencia de los aspirantes aquí mencionados (sobre todo Juan Carlos Rivera y Gabriel Haddad), Rafa Cepeda es gente de barrio. Nació y se crió en la populosa Alta Vista, hijo de un abogado y priísta de toda la vida.
Se hizo famoso cuando fue director de Gobernación con el entonces alcalde Luis Flores Ruiz. Encabezó aquel operativo para cerrar la discoteque (hoy les llaman antros) llamado “El Mosquito”, en la esquina de Gobernadores y Nueva Italia, donde estaba departiendo la hoy famosísima Thalía.
Aunque para algunos no tenga importancia, es quizás el único de los mencionados que tiene “la bendición” del obispo Ramón Castro y Castro, quien acudió a bendecir las oficinas de la Unidad Revolucionaria que encabeza Cepeda.
“Considero que la única viabilidad que tiene el PRI es sin duda Rafael Cepeda, es el único que ha salido a las calles a exigir justicia, paz y seguridad. Ha sido compañero de mil batallas y su trabajo no es solo en tiempos electorales sino que ha sido constante con profundo amor a su ciudad y gente”, escribió en su muro de Facebook el activista Cristian Montero.
Así las cosas en el PRI-Morelos, donde no la tiene nada fácil el temixquense Jonathan Márquez, pues varios “viejos lobos” han llegado a tratar de sacar ventaja y exigir canonjías bajo la amenaza de irse “con todo y mis miles de votos”.
Uno de ellos es Amado Orihuela, de quien ya nos referimos en una columna anterior. Después de ser el candidato perdedor en las elecciones del 2012 para la gubernatura, y de ser “lamebotas” de Rodrigo Gayosso, llegó a exigir la candidatura a diputado federal.
Como no le hicieron caso, presentó su renuncia y se fue al partido Morena, no sin antes correr el rumor de que se llevaba a “la mitad de la militancia priísta en el estado de Morelos”. Y si así fuera, nos quedaría la pregunta: ¿eran seres pensantes o “borregos”?
Sea como sea, la calificación para el joven dirigente del tricolor se verá el día que se den a conocer los resultados de las votaciones. Ahí se verá si fue buena o mala su estrategia. Es como en el futbol: no importa cómo hayas jugado, lo que cuenta es el marcador.
HASTA MAÑANA.