El año nuevo fue recibido en el Penal de Atlacholoaya con una noticia que corrió “como reguero de pólvora” entre custodios e internos. “Mataron a José Alfredo, el que asesinó a la niña de La Carolina”, era la especie que iba de boca en boca provocando todo tipo de comentarios.
Como si estuvieran jugando al “teléfono descompuesto”, la versión cambiaba de una persona a otra: “Dicen que lo golpearon hasta matarlo”, “Lo dejaron como cedazo de tanto piquete que le dieron”, “Lo ahorcaron”, eran lo que se escuchaba en las áreas comunes del centro penitenciario, para luego emitir una sentencia final: “Eso y más se merecía por lo que hizo”.
La noticia llegó hasta los medios de comunicación a través de las decenas de teléfonos celulares que tienen los PPLs (personas privadas de su libertad), pero nadie daba información certera sobre el motivo del fallecimiento.
Fue hasta pasado el mediodía del 4 de enero que la Comisión de Seguridad Pública que encabeza Antonio Ortíz Guarneros dio una versión oficial de los hechos.
“Según los reportes asentados en bitácoras, se informa que el oficial a cargo del área donde se encontraba el hoy occiso, realizó su pase de lista aproximadamente las 06:20 horas, sin embargo no hubo respuesta, por lo que dio parte al área central para que se llevara a cabo una revisión dentro de su celda. Al llegar al lugar, los custodios encontraron sin vida a la Persona Privada de la Libertad (PPL), por lo que se solicitó el apoyo del área médica, realizando la intervención primaria”, dice el comunicado que confirma la identidad del finado: José Alfredo “N” de 36 años de edad quien ingresó el 14 de agosto del año 2019 y se encontraba cumpliendo una condena (de 26 años de prisión) por el delito de Feminicidio.
Según la CES, el diagnóstico inicial de la causa del deceso es paro cardiorrespiratorio (que su corazón dejó de latir y sus pulmones de respirar), “estableciendo que tenía antecedentes de hipertensión”, pero aclara enseguida que no están tratando de encauzar las investigaciones, pues será la Fiscalía General de Justicia “la encargada de realizar las acciones correspondientes para determinar el motivo de la muerte”.
Jose Alfredo no era cualquier reo. A simple vista parecía inofensivo pero las imputaciones en su contra lo hacían blanco de todo tipo de improperios y maldiciones.
El 10 de agosto del año 2019, el hoy occiso habría ingresado al domicilio en donde se encontraba una niña de 6 años de edad, ubicado en la Colonia Carolina del Municipio de Cuernavaca, abusando sexualmente de ella para posteriormente privarla de la vida utilizando un arma punzo cortante (un cutter).
De hecho, después se supo que él rentaba en la misma vecindad y que su intención original era robarse el tanque de gas de sus vecinos, pero al ver a la niña sola (su abuela vendía tortillas en un local contiguo a la vivienda), aprovechó la oportunidad para saciar sus bajos instintos. Y después se llevó el tanque de gas cargando sobre sus hombros.
El sujeto admitió su culpa y se acogió al derecho del procedimiento abreviado, siendo sentenciado, apenas el 30 de diciembre pasado, a 26 años y ocho meses de prisión, además del pago de dos millones de pesos por concepto de reparación del daño.
Quienes lo conocieron consideraban que estaba afectado de sus facultades mentales, pues durante el juicio oral, mientras narraban los hechos, parecía esforzarse para que no le ganara la risa.
Cuando se dio su detención en agosto del 2019 mientras deambulaba por la ciudad de Cuautla, su fotografía fue divulgada en los medios de comunicación. “El sujeto que aparece en la foto que están difundiendo es el mismo que hace años mató a un hombre en su taquería”, me escribió por Messenger una persona que dijo ser vecino de aquella localidad.
“No sé si sea el que mató a la niña, pero estoy seguro que sí es el que mató al ingeniero Martín Gutiérrez, lo reconozco perfectamente porque nosotros íbamos con frecuencia a la taquería de su papá de José Alfredo”, agregó.
Con los pocos datos proporcionados, buscamos en nuestros archivos y encontramos una nota de Xavier Omaña publicada en La Unión de Morelos sobre un homicidio ocurrido el 20 de febrero de 2012 en un establecimiento ubicado en la avenida Insurgentes número 528 de la colonia Emiliano Zapata de Cuautla.
Ex servidores públicos de la entonces Subprocuraduría de Justicia de la Región Oriente nos corroboraron que el 20 de febrero de 2012 acudieron a una taquería donde reportaban una persona fallecida.
Lo que vieron ahí los dejó estupefactos: un charco de sangre y en medio un hombre al que le faltaba la cabeza y los órganos genitales.
Todavía no terminaban la diligencia cuando recibieron un segundo reporte sobre el hallazgo de una cabeza humana en la calle Vicente Suárez de la colonia 12 de octubre de Cuautla, por lo que se dirigieron hasta el lugar, y al revisarla se percataron que pertenecía al cuerpo hallado en la taquería.
El levantamiento de cadáver en la taquería se realizó a las 10:25 de la mañana, sin embargo, horas más tarde, en la calle Sifón de la colonia Ferronales de la Heroica se localizó un automóvil Volkswagen Jetta color rojo bloqueando la vialidad.
Sobre este vehículo, la Procuraduría de Justicia detalló que al ser inspeccionado se encontraron diferentes tarjetas de identificación que pertenecían a Martín Gutiérrez Franco, el mismo al que le habían cortado los testículos y el miembro viril, pero que antes le hicieron un corte sobre el muslo provocándole una hemorragia que prácticamente le vació el cuerpo en cuestión de minutos.
Todo eso quedó registrado en la carpeta número CT-UIDD-C/585/2012 de la entonces Subprocuraduría de la Región Oriente.
El crimen consternó a la ciudad de Cuautla, y fue del dominio público que José Alfredo, el hijo de los taqueros, había huido después de asesinar a su amigo, un vecino de la comunidad de Cuautlixco.
No se sabe con seguridad si José Alfredo permaneció prófugo todo este tiempo, o si fue detenido, procesado y liberado.
Lo único cierto es que si lo hubieran encarcelado por ese atroz crimen en Cuautla, ya no habría cometido el segundo en agravio de la niña de seis años en La Carolina, municipio de Cuernavaca.
HASTA MAÑANA.