Érase una vez un buen hombre que quedó viudo y con una hija; se volvió a casar con una mujer que a su vez tenía un hijo, y por si fuera poco decidieron tener otro descendiente, de tal manera que ya tenían “la tuya, el mío y el nuestro”. Por si fuera poco decidieron adoptar al hijo de la trabajadora doméstica y hasta un sobrino se integró a la familia que llegó a vivir a la calle 4 de la colonia Transformación.
De recién llegados todo era felicidad. Estaban muy contentos de llegar a una casa tan bonita como la que siempre soñaron, y por lo que el jefe de familia trabajó tantos años para poder comprarla con un crédito del Banco Inbursa.
Y es que el paterfamilia era extremadamente paciente con sus hijos, tanto biológicos como entenados, y siempre que se peleaban decía: “es normal, siempre va a haber disputas entre hermanos”, y en lugar de ponerles una tunda los exhortaba a comportarse bien.
Sin embargo, a los dos años de estar viviendo juntos y sobrellevándose (porque en la nueva casa había suficiente comida y juguetes para que todos se mantuvieran entretenidos y comiendo sin limitaciones) se llegó la hora de repartir los regalos que había mandado un pariente que vive en Estados Unidos, que se caracteriza por enviar lo mejor de aquel país.
Entonces comenzaron los problemas. La hija, producto de su primer matrimonio, consideró que ella por ser la primera tenía derecho a escoger los regalos. La nueva esposa intervino a favor de su hijo, diciendo que los dos tenían el mismo derecho porque ambos eran hijos del jefe de la casa.
El hijastro recordó que en el momento que el señor se casó con su mamá aceptó hacerse cargo de la manutención de él, así que también tenía el mismo derecho a los regalos, bajo aquella premisa de “si compras la vaca también los becerros son tuyos”.
El adoptado también exigió su regalo, pues jurídicamente era tan hijo como los demás. El primo lejano, que sólo llegaba de visita cuando sabía que estaban a punto de llegar los regalos, cínicamente dijo que él se conformaba aunque fuera con un juguete, y que cuando se lo dieran ya no daría más problemas.
Esa es la “gran familia de la 4T”, una familia disfuncional, y los regalos de los que hablamos, son las candidaturas a diputaciones y presidencias municipales que serán repartidas el próximo año. Es evidente que el padre bueno y paciente es el presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, que tras 18 años de andarle taloneando pudo hacerse de esa casa, pero que si no la cuida bien, el banco se la va a quitar.
La hija de su primer matrimonio es Morena, que se cree con el derecho de disponer de las mejores posiciones políticas porque son fundadores del partido que presidió durante años el propio López Obrador. Pero, el presidente hizo alianzas con otros partidos, a los que ahora tendrá que cumplirles aunque los morenistas hagan berrinche.
Ya usted, estimado lector, podrá llegar a la conclusión de qué partido interpreta el papel del hijo entenado, el adoptado y hasta el primo oportunista que siempre llega cuando hay algo que repartir y no regresa todo el año.
Son esos morenistas inconformes los que mandaron poner espectaculares en puntos estratégicos de la autopista con la leyenda “No queremos la alianza Morena-PES”, y que tuvo como consecuencia una airada reacción por parte del Partido Encuentro Social y Partido Encuentro Solidario, ayer en la conferencia semanal.
“Que quienes no los conozcan que los compren”, fue la respuesta del diputado federal y presidente del PES en Morelos, Jorge Argüelles, al ser cuestionado sobre esos anuncios que tienen toda la huella de “los Rabines” y su representante en el Congreso Local, Alejandra Flores.
Y para exhibirse más, ayer se dio un debate en el Facebook luego de que un empleado de Alejandra Flores posteó fotos de los mencionados anuncios espectaculares.
“Yo creo que si queremos mayoría calificada en San Lázaro para apoyar la 4T y al compañero presidente... Hay que sumar e ir en las mayores coaliciones que se pueda. Si lo que queremos es mayor posibilidad de obtener una chamba, pues sí, los morenos hay que irnos solos”, comentó Daniel Vázquez Hernández, acérrimo defensor de López Obrador… y empleado de la Secretaría de Bienestar.
“Las malas decisiones se pagan y en Morelos en 2018 se tomó una mala decisión y no queremos repetirla”, reviró el titular del muro de Facebook.
“Por cierto ¿quién paga los espectaculares? ¿La militancia organizada o un par de líderes morenos que sienten que con alianza quedan fuera?”, cuestionó el ex ayudante municipal de Tlaltenango.
En ese momento intervino el papá de la diputada Flores, don Luciano, quien interpeló: “qué lástima mi Dany que pienses de esa manera, sabiendo lo que dice y hace ese partido o ya te prometieron algo esos cabrones”.
“No me han prometido nada. Pero me causa curiosidad que los espectaculares no vengan firmados, o digan el remitente. Cabe mencionar que un espectacular no cuesta tres pesos. Sobre las alianzas, hay que ver que la coalición legislativa en San Lázaro ha funcionado bien, han votado a favor de las propuestas del presidente. Yo creo que se tiene que lograr la mayoría calificada. Varios diputados del Verde, del PES y del PT se pasaron a la bancada de Morena para permitirle a Mario Delgado y a Morena poder tener mayoría y con ello el control de San Lázaro, o sea han sido grandes aliados en esta 4T. No hay que perdernos en pequeñeces estatales ni municipales, paso a pasito, es imperante que AMLO tenga un congreso fuerte en el segundo trienio. Sumar sumar sumar, jamás restar”, insistió Vázquez Hernández.
Y de ese tipo son los debates en las redes sociales a unas semanas de que se repartan las candidaturas.
Deberían recordar que en Morelos el Partido de la Revolución Democrática (PRD) tuvo el control del Congreso a principios de los noventas pero lo perdieron porque se terminaron peleando entre ellos.
Los panistas hasta lograron la gubernatura dos sexenios seguidos y también se empacharon de poder.
Vamos a ver en qué termina esta “familia disfuncional” que es la alianza orquestada desde la cúpula.
Por cierto, el diputado Argüelles afirmó que no le preocupa lo que digan los morenistas, petistas ni independientes como Pepe Casas porque él tiene “una comunicación directa y permanente con López Obrador y Mario Delgado”.
HASTA MAÑANA.