Cuando a mediados del mes de marzo el semáforo rojo nos obligó a resguardarnos por órdenes de la Secretaría de Salud, muchos de los aspirantes a cargos de elección popular lo vieron como una ventaja. “Así menos gasto, me guardo unos meses y a finales del año, cuando la pandemia haya pasado, salgo con todo en busca del voto”, pensaron.
Sin embargo, a siete meses y 26 días de que se llegue la hora de votar (el 6 de junio del 2021), no se ve para cuándo venga la esperada “curva de descenso” prometida por el doctor López Gatell, más bien se teme que haya rebrotes en todo el país.
Según el último comunicado de la Secretaría de Salud en Morelos, siete mil 184 personas han sido confirmados con coronavirus COVID-19, 144 están activas, descartado ocho mil 870 y están como sospechosas 969; se han registrado mil 348 defunciones, nueve de ellas en las últimas 24 horas.
Los suspirantes están preocupados. Ciertamente se pueden tomar infinidad de medidas para evitar los contagios en los eventos proselitistas, pero eso no garantiza que no pueda ocurrir un brote del multicitado virus.
Imagínense una persona fallecida por haber acudido a un mitin en favor de tal o cual candidato. Sería terrible para sus aspiraciones políticas.
Recordemos que la política electoral (al menos desde el punto de vista del Marketing Político) se basa en la química que pueda generarse entre el candidato y su posible votante, pero ¿cómo se va a conseguir eso si el o la aspirante va a llegar con la cara cubierta y sin estrechar la mano de la gente?
En días pasados recibimos la lamentable noticia de que un funcionario del Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana (Impepac), falleció a causa del covid 19. ¿Dónde se contagió? ¿A cuántos más pudo haber afectado? ¿Cuántos más pueden fallecer de aquí al día de la elección? Son algunas preguntas que surgen.
El proceso electoral para renovar el comité directivo del Sindicato de Trabajadores del Poder Ejecutivo puede ser un referente de los diferentes escenarios que podríamos tener en las elecciones intermedias en junio del próximo año. La actual lideresa, Denia Torres Rivera declaró: “la situación está complicada en cuanto al tema del covid, hay rebrotes y yo no voy a ser responsable de que el gremio se contagie y poner en riesgo la vida de los trabajadores y de sus familias”, al tiempo de acusar de irresponsables a los aspirantes que ya quieren comenzar el proselitismo con miras a la elección del 30 de noviembre.
Recientemente leí un artículo del abogado Marco Antonio Mastache Espinosa en el que se cuestiona precisamente qué derecho vale más, el derecho a elegir o el derecho a la salud.
“En tiempos complejos, como los que estamos viviendo actualmente en todo el mundo, es necesario tomar decisiones difíciles. Una de esas decisiones es qué hacer con el proceso democrático. Según el Índice de Democracia de The Economist, 76 países en el mundo son democracias, ya sean plenas (full) o imperfectas (flawed). Por lo tanto, esta cuestión está surgiendo fuertemente en al menos 76 gobiernos, que tienen que decidir si posponer o celebrar elecciones en circunstancias extraordinarias”, dice el artículo.
Una extensa publicación del Instituto para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA) titulada «COVID-19 y la democracia», analiza las decisiones e implicaciones de la celebración de elecciones durante la pandemia. En ella se destacan 18 países y territorios que «han decidido celebrar elecciones nacionales o internas como se había previsto originalmente», y 50 que «decidieron posponerlas» (IDEA, 2020).
Entre los que celebraron elecciones en marzo o abril de 2020, según los expertos de IDEA mencionan países como Francia, Alemania, Suiza, Australia o Israel. Algunos de ellos, como el caso de Francia, comenzaron con una primera vuelta estándar de elecciones locales el 15 de marzo para terminar posponiendo la segunda vuelta indefinidamente hasta que el futuro se clarifique. Otros, como el caso de Alemania o Suiza, convirtieron sus elecciones de la segunda vuelta en voto postal únicamente. De esta manera, aseguraron que no se trasladara ningún riesgo de transmisión a los votantes, como podría haber ocurrido en los colegios electorales.
Este comportamiento fue tendencia en meses anteriores, ya que, Malí (elecciones parlamentarias, segunda vuelta), Polonia (elecciones presidenciales que se celebraron únicamente por correo postal), Tasmania, Australia (elecciones al consejo legislativo), Islandia (elecciones presidenciales), Mongolia (elecciones parlamentarias), Nueva Zelanda (elecciones generales y referendos), Lituania (elecciones parlamentarias) están manteniendo las fechas originalmente previstas a pesar de las preocupaciones relacionadas con el covid-19. En Estados Unidos (E.E.U.U.), se celebraron varias elecciones primarias en abril y mayo mediante voto postal únicamente, antes de las votaciones del pasado 3 de noviembre con los resultados ya por todos conocidos.
Diferentes expertos se han manifestado sobre el hecho de que tanto «seguir adelante con una elección [como] retrasar una elección conlleva riesgos, no sólo para la salud pública, sino también para la democracia» (Hollingsworth y Seo, 2020).
Todo lo anterior nos lleva a la conclusión de que el proceso electoral 2021 será atípico totalmente. Ya no veremos los jaripeos ni las funciones de lucha libre gratuitas (aunque algunos irresponsables sí son capaces de organizarlas con tal de ganar adeptos) y muy probablemente tendremos un porcentaje de participación todavía más bajo que en años anteriores, pues ahora pesará también el temor a resultar contagiado el día de las votaciones.
Pero esa no es una desventaja para todos los políticos. Mientras se alcance el número necesario para que se declare válida la votación, entre menos salgan a emitir su sufragio mejor para aquellos que están acostumbrados a pagar por él y acarrear votantes el día de la elección.
También, desde nuestro punto de vista, las votaciones en tiempos de pandemia beneficiarán a aquellos que hayan participado en procesos anteriores en una campaña bien hecha casa por casa, ya que en esta ocasión solamente requerirán fortalecer su estrategia a través de las herramientas de las nuevas tecnologías de la comunicación.
Quienes piensen que sólo por tener varias cuentas en Facebook y muchos “likes” cada vez que “postean” algo tienen asegurado el triunfo, se llevarán un chasco.
HASTA MAÑANA.