Primero lo vimos en la parte trasera de los camiones como cualquier campaña publicitaria de una estación de radio, pero ya cuando apareció también en anuncios espectaculares estratégicamente ubicados sobre el libramiento de la autopista caímos en la cuenta: “Ese Arturo va por una diputación”.
Seguramente lo ha visto. Es el locutor Arturo Ortíz, aparece de traje frente a un micrófono con su nombre en letras grandes, demasiado grandes como para que a la gente no se le olvide. En la radio ya es muy conocido por su similitud física con el cantante Erasmo Catarino. Y es que sí se parece, sólo que más cachetón.
Conocemos a Arturo desde que ambos cursábamos la preparatoria nocturna en la “Bernabé L. de Elías” a finales de los ochentas. Inconfundible con su peinado de copete a un lado y sus “Top Sailers” sin calcetines, porque así era la moda. En el tercer año del Bachillerato se inició como “milusos” en una estación de radio, y aunque estudió Administración en la UAEM, su sueño siempre fue ser locutor. Y lo logró.
Si mal no recuerdo, vivía en alguna de las unidades habitacionales de Jiutepec, La Rosa o la Campestre; era, como dijera Luis Donaldo Colosio, “de la cultura del esfuerzo” como todos los que acudíamos a la prepa nocturna. Los “fifís” (Julio Aranda, Tlaulli Preciado, Miguel Ángel Isidro, Isidro Calderón…) iban en el turno matutino.
Arturo fue “chalán” de Víctor Hugo Salgado Granados durante muchos años hasta que pudo volar por sí mismo. Fue creador del concepto “Minuto 57” que consistía en usar los últimos tres minutos de cada hora para dar a conocer lo más importante de la información en todas las estaciones de radio.
También fue fundador en Morelos del concepto radiofónico donde hay un conductor serio y otro que le pone “la sal y la pimienta”; lo inició con Juan José Arrese, luego con Jorge Mora (el popular “Bob Marlin”) y últimamente con personajes de la diversidad sexual.
De manera paralela, Arturo ha sido estratega de varios políticos, algunos públicamente pero otros “tras bambalinas”. De hecho, pocos saben que fue uno de los encargados del Marketing Político del hoy gobernador Cuauhtémoc Blanco Bravo, cuando éste contendió para la presidencia municipal de Cuernavaca, lo que le valió salir en la portada de la revista especializada “Campaigns & Elections”.
Como podemos darnos cuenta, el comunicador Arturo Ortíz sabe más de campañas políticas que muchos políticos, así que no sería descabellado que en esta ocasión esté pensando en ser el comunity manager de sí mismo.
A los partidos políticos les conviene, pues si se busca que un candidato sea muy conocido Arturo cumple perfectamente con ese perfil.
No sería la primera vez que un comunicador salte de la radio o la televisión a la cámara de diputados. Cada vez que hablo de este tema me recuerdan que el primer periodista que se hizo político fue Trinidad Padilla Barragán, que de la subdirección de El Nacional propiedad de don Ernesto Pacheco Cedillo saltó a la presidencia municipal de Temixco y de ahí a la diputación local. Pero eso fue hace mucho, y creo que su paso por el periodismo fue más bien circunstancial.
El caso más reciente lo tenemos en el conductor del noticiero de Televisa Morelos, Omar Guerra, quien contendió para la diputación local bajo las siglas del Partido Revolucionario Institucional y derrotó por amplio margen a la panista Adriana Rebeca Vieyra Olivares, en el 2009.
Y más cerca todavía fue la incursión del también comunicador Alberto Mojica Linares, quien en el 2015 ganó “por una nariz” a la candidata de la alianza PRI-PVEM.
Desde nuestro punto de vista, ambos comunicadores tuvieron un buen desempeño individual, pero se vieron perjudicados por el descrédito que ha afectado a las últimas legislaturas. De hecho, todos los legisladores llegan con mucho ímpetu, pero poco a poco la inercia política los va cambiando.
Lo mismo parece estarle ocurriendo a la diputada Alejandra Flores, quien es comunicóloga de profesión y actualmente presidenta de la Junta Política del Congreso, a expensas de que la Suprema Corte de Justicia la revoque o confirme.
Otros comunicadores que han intentado incursionar en la política son Pablo Rubén Villalobos Adán en Cuernavaca y Armando Basaldúa en Cuautla. Adriana Aguirre en Emiliano Zapata y Héctor Parra en Cuernavaca y Huitzilac. Ray Cárdenas también incursionó en la política pero se retiró decepcionado porque sólo le ofrecían una regiduría en Movimiento Ciudadano.
La actual regidora por Cuernavaca, Anayeli Rodríguez, orgullosamente ex reportera de La Unión de Morelos y muy probablemente candidata a una diputación local.
Hasta ahora el comunicador Arturo Ortíz “no se ha destapado” como aspirante a ningún cargo de elección popular, pero resulta muy sospechoso que su campaña promocional se dé precisamente a unas semanas de que comience la efervescencia política con miras al proceso electoral del 2021 donde “la caballada está muy flaca” y los partidos políticos tendrán que buscar nuevas opciones, caras nuevas e ideas frescas si quieren seguir en la preferencia de los votantes.
HASTA MAÑANA.