A raíz de que comenzó la epidemia del coronavirus en el mundo podemos encontrar en la web todo tipo de opiniones y teorías, tanto del origen de la enfermedad como de la conveniencia o no de la aplicación del confinamiento para combatirla. En Youtube podemos encontrar decenas de teorías que dicen ser científicas, y en Facebook hay miles de opiniones en el sentido de que “el Covit no ecsiste” (sic).
Con lo anterior pretendemos establecer que los que cuestionan la existencia y/o el tratamiento contra la pandemia están muy lejos geográficamente o su nivel intelectual pareciera ser ínfimo. Sin embargo, encontramos a un personaje que no está tan lejos y que su nivel académico más bien es sobresaliente.
Se trata del maestro en Derecho y Doctor en Filosofía, Alejandro Smith Vázquez, ampliamente conocido en Morelos por haber sido presidente de la Barra de Abogados, directivo de Canacintra y dirigente de una Federación de Profesionistas.
Desde que comenzó la orden de confinamiento y paralización de actividades no esenciales en Morelos, Alejandro Smith ha estado cuestionando sistemáticamente esta estrategia y pronunciándose por otra muy parecida a la que propone el magnate Ricardo Salinas Pliego.
“Resulta tan absurdo y manipulador estar contabilizando los casos de contagio, cuando al final todos vamos a terminar contagiados; no es un asunto de contagio sino de respuesta al contagio, inmunidad, cuando con los días sean millones los contagiados, ¿eso les dará más estrés?; los medio obcecados en asustar a la población con datos inútiles, deben dar información útil para resolver el problema no para agravarlo”, escribió en su muro de Facebook el 27 de marzo pasado.
“El petróleo a menos de un dólar, las fábricas paradas, los negocios y comercios cerrados, los despidos de trabajadores y el desempleo a todo lo que da, miles de internos de las cárceles a la calle en un momento de crisis económica, y la gente todavía sigue repitiendo "Quédate en Casa", De seguir la tendencia, los muertos por hambre pueden llegar a ser muchos pero muchos más que por el tal covid gripe estacional”, apuntó hace unos días.
“Lo hemos perdido”, comentan a manera de broma sus amigos y compañeros de agrupación.
Y en cuanto alguien lo cuestiona en redes sociales Smith contesta con mucha vehemencia: “El mundo y sus gobiernos desesperan en atacar una pandemia que en el peor de los casos pudiese matar al .005 % de la población mundial, endeudan naciones, detienen economías, recluyen personas”.
Enseguida arroja a su muro de Facebook infinidad de estadísticas, números y más números. Muertes en el mundo del 1 de enero al 2 de abril de 2020: por enfermedades transmisibles, 3,299,090; por Cáncer, 2,087,179; por fumar, 1,270,422; suicidios, 272,520; por Malaria, 249,275; por gripe estacional, 123,562, y lo compara con las víctimas del COVID-19 durante ese mismo periodo que fue de 53,166.
También, pone links de medios internacionales que dan cuenta de que Suecia decidió no ordenar el confinamiento ni la paralización de las actividades productivas bajo la creencia de que sólo así la población va a adquirir inmunidad al virus.
Su propuesta es la misma que Salinas Pliego: resguardar a las personas mayores de 60 años y a las que están enfermas de diabetes y otros males degenerativos, pero los demás seguir trabajando como si nada pasara. Al final, saldrá más barato pagar los gastos funerarios de los que no aguanten la enfermedad (y que pueden ser sustituidos de inmediato) que el dejar de producir totalmente durante dos o tres meses.
“La tasa de mortalidad (en Suecia) no es mayor que muchos países que siguen el confinamiento, la diferencia la podrás observar en menor pobreza, mayor bienestar, al final, el confinamiento ataca más radicalmente a las personas con menor ingreso, es una medida que "impone" la OMS, como también impone el FMI, ciertas políticas que lo que logran es una mayor debilidad de la soberanía nacional, y la muerte de más personas en el mediano y largo plazo”, sostiene Smith.
Y la verdad ya me estaba convenciendo con su teoría, hasta que hace un par de días se publicó en el periódico español El Economista, una nota titulada: “El modelo de Suecia contra el coronavirus fracasa: el número de muertes cuadriplica la de sus vecinos escandinavos”.
La nota refiere que la estrategia de Suecia fue diseñada por el epidemiólogo Anders Tegnell, quien pensó que el virus no se propagaría desde China y, más tarde, que sería suficiente para rastrear casos individuales procedentes del extranjero.
“Tegnell defendió durante semanas que no había signos de transmisión comunitaria en Suecia y, por lo tanto, no era necesario adoptar medidas de confinamiento. Las decisiones del técnico del Gobierno ha sido fuertemente criticada por expertos independientes en Suecia. Unos 22 de los profesores más destacados del país en enfermedades infecciosas y epidemiología publicaron un comentario en Dagens Nyheter pidiendo a Tegnell que dimita y pidiendo al Gobierno que tome un curso de acción diferente”, apunta El Economista.
En México, las empresas maquiladoras instaladas en la frontera, principalmente Ciudad Juárez, fueron de las que no aceptaron parar actividades y continuaron trabajando. De hecho, según autoridades de esa localidad, la industria de la maquila, principalmente automotriz, aeronáutica y militar, “simuló suspender operaciones sólo por tres o cuatro días, pero siguió activa e incluso ofreció a los trabajadores un bono de 500 a mil pesos semanales para laborar durante la cuarentena”.
Bueno, pues la semana pasada el periódico La Jornada publicó una nota en el sentido de que 104 trabajadores de empresas maquiladoras de esta localidad fronteriza han fallecido de Covid-19, de los cuales 30 laboraban en alguna de las tres plantas de la compañía estadunidense Lear Corporation.
Quizás Salinas Pliego o Alejandro Smith puedan decir que 104 muertos no son nada en relación con el número de trabajadores que siguieron trabajando y produciendo, pero es una teoría muy materialista desde nuestro particular punto de vista.
De todos modos, la gente que no entiende de teoría económicas ni de estrategias gubernamentales está aplicando –en la práctica- el plan de Suecia, al desobedecer las disposiciones de mantenerse en sus domicilios, bajo la máxima de que “si no salgo a trabajar no como”, aunque en esa desobediencia vaya de por medio su vida.
HASTA MAÑANA.