No hay calificativos suficientes para reprobar el cobarde y mortal ataque que sufrió una niña de seis años en el interior de su casa a manos de un sujeto al que no deberíamos llamar ser humano, pero también es reprochable que personajes perfectamente identificados tratan de aprovechar ésta desgracia para “llevar agua a su molino”.
El hecho debe ser analizado fríamente aunque esto es difícil porque quienes tenemos hijas nos nubla la indignación y, al menos en el caso de quien esto escribe, quisiéramos que para este tipo de delitos sí existiera la pena de muerte.
¿Se podría haber evitado éste deleznable hecho? ¿Existe alguna estrategia gubernamental capaz de impedirlo? Desde nuestro particular punto de vista nada habría evitado que esto ocurriera y aquí les vamos a decir por qué.
En una situación utópica, la única forma de haberlo evitado es regresar el tiempo a cuando el homicida era niño y enmendar su formación en valores, porque es evidente que alguien que no respeta ni siquiera a un ser indefenso, no tiene el mínimo de represión interna. En términos más entendibles, “no tiene temor de Dios”.
El lugar donde ocurrió el crimen está ubicado en una zona donde pasa una patrulla cada 20 minutos por lo menos, pues a unos 50 metros se encuentra la Dirección de la Policía Vial. Hay una cámara de videovigilancia casi enfrente de la casa y –aunque usted no lo crea- ¡no está descompuesta!
Esa calle es muy transitada porque está llena de comercios, tanto formales como informales, y aunque está bien iluminada, eso resulta intrascendente porque el ataque ocurrió a plena luz del día.
¿Hubo descuido de los padres? Definitivamente no. Ellos estaban trabajando muy cerca de ahí y dejaron a la niña de seis años con la abuela.
Aunque la Fiscalía ha guardado hermetismo total respecto a cómo se dieron los hechos, existe información en el sentido de que el responsable vivió en esa misma vecindad hace algún tiempo. Sólo así se puede entender que haya podido entrar con toda tranquilidad e irse directamente hacia donde sabía que estaba un tanque de gas sin candado.
En condiciones “normales”, el sujeto debió haber perpetrado el robo y salir de la casa cargando el tanque de gas, como finalmente lo hizo. Lo anormal, es que vio a la niña indefensa y a la señora de la tercera edad sin posibilidad de intervenir, y decidió saciar sus bajos instintos. Eso no es aceptable ni entre los delincuentes.
Luego, tal como se observa en la cámara de videovigilancia, sale tranquilamente llevando al hombro el producto de su robo. ¿Quién va a saber que ese tanque de gas acaba de ser sustraído ilegalmente?¿Quién va a suponer que “de pasada” violó y mató a una niña? Eso fue lo que comentaron los vecinos y comerciantes que vieron alejarse al sujeto al que identifican como Alfredo, y del que sólo recuerdan que era adicto a la mariguana.
Tampoco puede hablarse de negligencia de las corporaciones policiacas ni de la Fiscalía General de Justicia. Una patrulla llegó en menos de cinco minutos y de inmediato comenzó un rastreo del sujeto en toda la zona. El fiscal Uriel Carmona estuvo personalmente en el lugar para supervisar las labores de los peritos y del Servicio Médico Forense.
El delincuente (que seguramente actuó bajo los influjos de algún enervante) dejó muchos rastros que permitirán su captura en cuestión de horas. No tiene dinero para esconderse ni para huir a otro estado. Su foto cargando el tanque de gas está en el teléfono celular de miles de usuarios de Facebook, y aunque no se ven sus rasgos faciales, si puede ayudar a ser identificado.
Pero sobre todo hay mucha indignación entre la gente, lo que hace prever que un vecino, o incluso un familiar, que lo haya visto llegar cargando el tanque de gas, lo tendrá que delatar. La detención de Alfredo es cuestión de horas, incluso pudiera ser que cuando usted esté leyendo esta columna el sujeto ya esté en manos de la justicia.
De acuerdo a casos similares que hemos leído en internet, será condenado a más de 100 años de prisión, es decir, morirá en la cárcel, para aquellos que dicen que incrementando las penas podría evitarse este tipo de crímenes.
Lamentablemente, ni con 200 años, e incluso con una hipotética pena de muerte, éste sujeto podrá pagar lo que hizo, pues con nada la niña en mención volverá a la vida.
Estamos de acuerdo en que las actuales autoridades no han sido capaces de reducir los índices delictivos. También coincidimos en que quizás hace falta un cambio de estrategia o incluso ya ir pensando en la sustitución de los directivos, pero por favor, no se cuelguen del caso de esta niña para decir que hay inseguridad y pedir renuncias.
HASTA MAÑANA.