Recientemente el gobernador del estado, Cuauhtémoc Blanco, hizo declaraciones a la prensa en el sentido de que algunos alcaldes de Morelos han sido llevados al estado de Guerrero para presionarlos y obligarlos a que paguen la famosa “cuota por derecho de piso”.
Los presidentes municipales se han sincerado con el gobernador y también con el obispo Ramón Castro, pero no han presentado denuncias ante las instancias correspondientes, de ahí que sólo sean acusaciones “de oídas”.
En cambio, nos consta -porque tuvimos a la vista el expediente- el caso de un alcalde guerrerense al que se lo trajeron a Morelos “para platicar” sobre lo que tenía que darle a la delincuencia organizada.
“Mediante técnicas especiales de investigación se logró obtener la información que al parecer Adán Casarrubias Salgado, líder de las organización criminal denominada “Guerreros Unidos”, pretendía acercarse al nuevo alcalde de Cocula, Guerrero, para dar continuidad a los arreglos que tenían con la anterior administración encabezada por César Miguel Peñaloza Santana, motivo por el cual continuamos con los servicios de inteligencia e investigación respecto del nexo de los presidentes municipales en el estado de Guerrero con miembros de la organización criminal denominada Guerreros Unidos”.
Esa es la justificación con la que elementos de la Policía Federal, de la Comisión Nacional de Seguridad que a su vez depende de la Secretaría de Gobernación, interceptaron llamadas telefónicas e implementaron “vigilancia móvil y fija” sobre el recién electo alcalde de Cocula Erik Ulises Ramírez Crespo, hasta que lo detuvieron precisamente cuando comía con el capo en un restaurante en el municipio morelense de Emiliano Zapata.
El informe al que tuvo acceso este reportero, firmado por elementos de la “Coordinación de Operaciones Encubiertas de la División de Inteligencia de la Policía Federal”, establece que este grupo criminal ha tenido tratos con la mayoría de los alcaldes de Guerrero y pretendía continuar la relación en el trienio pasado.
Y queda evidenciado que las negociaciones no se hacían en territorio guerrerense, sino en Cuernavaca (principalmente en el área de comida de la Plaza Galerías) y el restaurante “La Cabaña de Max”, en el municipio de Emiliano Zapata.
Del informe de la Comisión Nacional de Seguridad Pública se desprende que algunos alcaldes están siendo espiados por el gobierno federal. No lo mencionan abiertamente, pero le llaman “técnicas especiales de investigación”.
Fue a través de esas “técnicas especiales”, que la Policía Federal “logró obtener datos suficientes de que el día 29 de octubre del 2016 se realizaría una reunión entre el alcalde Erik Ulises Ramírez Crespo y miembros del cartel de Guerreros Unidos en el estado de Morelos”, lo que derivó finalmente en la detención de siete personas que departían en “La Cabaña de Max”.
Aunque la puesta a disposición que hizo la Policía Federal de los siete detenidos señala que la detención ocurrió en las afueras del restaurante “La Cabaña de Max”, todos los testimonios que obran en el expediente coinciden en que los soldados y policías irrumpieron en el interior del establecimiento de comida.
Así lo narra Benjamín Martínez Acosta, secretario particular del alcalde de Cocula:
“Aproximadamente a las 14 horas nos trasladamos a la Plaza Mega Comercial que se encuentra ubicada frente al 27 Batallón de Iguala, Guerrero. Esto con la finalidad de que el presidente municipal se entrevistara con el licenciado Eloy Flores Carreto, quien nos dijo que nos trasladáramos a la ciudad de Cuernavaca, Morelos, toda vez que en esa ciudad nos veríamos con una persona que era muy buena gente y que nos iba a ayudar con los proyectos.
“Siendo el caso que nos trasladamos a Galerías de la ciudad de Cuernavaca, deseando agregar que nos trasladamos a bordo de un vehículo Sentra, color gris, propiedad del papá del presidente municipal de Cocula, Guerrero, a la ciudad de Cuernavaca, Morelos, a Plaza Galerías, específicamente al área de comida, por lo que nos sentamos y pedimos comida, pasando unos veinte minutos, cuando recibe una llamada el licenciado Eloy Flores Carreto, que siempre no nos veríamos en Plaza Galerías, que nos trasladáramos a un restaurant que está ubicado rumbo a Zapata, Morelos, razón por la cual nos salimos de Galerías y nos dirigimos con rumbo a Zapata.
“El licenciado Eloy Flores Carreto recibió de nueva cuenta otra llamada en la cual le dijeron que siguiera una camioneta Frontier color gris, la cual salió de un centro comercial y la seguimos hasta el restaurant donde llegamos, descendiendo del vehículo Frontier dos personas, quienes se introdujeron al restaurant y del vehículo en que venimos primero el presidente municipal Erik Ulises Ramírez Crespo y el licenciado Eloy Flores Carreto, quienes también se introdujeron en el restaurant”.
El chofer, Mariano Zamora Paredes, refiere por su parte que en el vehículo se quedaron él y el secretario particular, Benjamín Martínez Acosta, pero diez minutos después el alcalde sale y le indica con ademanes que entren al establecimiento de comida.
“Al llegar a la palapa en la que se encontraba mi jefe observé que en su mesa estaban un total de cinco personas de las que sólo reconocí a mi jefe y al licenciado Eloy; a las otras tres personas nunca las había visto hasta el día de ayer. Quiero precisar que Benjamín y yo nunca nos acercamos a la mesa de mi jefe por lo que desconozco qué temas hayan tratado”.
Tanto en el Ministerio Público como en el Juzgado de Distrito, el alcalde de Cocula siempre sostuvo que no sabía que se entrevistaría con el jefe de los Guerreros Unidos, sino “con el empresario que maneja los Oxxos”.
Refiere que después de la presentación hubo un lapso de silencio porque comenzaron a comer.
- Lo que yo quiero es que toda la región norte de Guerrero esté tranquila y sin problemas- comentó el jefe de los Guerreros Unidos.
- Pues Cocula siempre ha sido un pueblo muy tranquilo- contestó el alcalde.
En ese momento vieron entrar policías y soldados por todos lados. No hubo tiempo de nada.
El alcalde, su secretario particular, su chofer y Eloy Flores Carreto (quien se identificó con una credencial de la Cámara de Diputados Federal firmada por el diputado perredista Catalino Duarte Ortuño) quedaron bajo arraigo por 40 días.
Fue liberado el 11 de diciembre del 2015 por falta de elementos, y detenido nuevamente el 9 de febrero del 2016 en cumplimiento a una orden de aprehensión librada por el Juzgado Noveno de Distrito con sede en Iguala, por delincuencia organizada.
Mientras tanto, Adán Zenén Casarrubias Salgado, y dos presuntos ayudantes, permanecen presos en un penal federal de Sonora.
HASTA MAÑANA.