Prendí mi computadora a las dos de la mañana hoy 28 de abril; para escribir y compartirles una de las experiencias más tristes y frustrantes de mi vida.
Ayer se murió El Negro un perrito de mi manada. Aunque sé que la muerte es lo “más natural, o lo inevitable en la vida” no deja de doler a mares. Tenía un año recién cumplido.
Lo conocí en un estacionamiento público de Temixco, ahí su mama fue a parir y cuando lo vi por primera vez habrá tenido unos dos meses máximo. Era una cosa chiquita y negra con ojos color miel, una belleza de animal. Recuerdo que lo vi y me movió la cola. Me acerque para tocarlo y corrió a su guarida; un tubo como de desagüe en desuso. Ahí estaban sus hermanos, otros cinco cachorros de diferentes colores. Paso un mes y mi hermana y yo continuamos yendo a ese estacionamiento por cuestiones de trabajo; les llevamos de comer cada vez que íbamos, agua también. Un día al ver a mi Negrito todo flaco (en los huesos) le dije te voy a robar y llevarte a mi casa… cuidado con lo que deseas dicen no? en unos meses él, sus hermanos y mami ya estaba en mi casa!!!!
Porque nos los llevamos antes? porque el encargado del estacionamiento no nos lo permitio… hasta que le estorbaron.
Esta manada de seis perros llegaron a mi vida como una bocanada de nueva vida para mi. Me inyectaron vitalidad, me sacaron de mi mundo “inútil” o bueno solo enfocado en mi, para llevarme a compartir mi tiempo (que tenía mucho) con aquellos que no tienen voz <3
Negrito era un perrito de carácter extraordinario. Así viviera en las peores condiciones (sin agua, sin alimento, con lluvia, con un calor excesivo, en la suciedad…) siempre buscaba la manera de ser feliz, lo amo y lo admiro tanto! paso las peores cosas antes de que llegara a nuestras manos. Aquí en casa tratamos, mi familia y yo de darle lo mejor: amor y respeto. Que se haya ido en un trágico accidente no lo entiendo, y aun no lo puedo aceptar. Sigo enojada y dolida… jamás había sentido tal impotencia, tal frustación… no tuve la capacidad de salvarlo y eso me ha marcado… me siento tremendamente culpable y triste, y aunque mucha gente no lo pueda entender, lo extrañaré toda mi vida, aunque me tache de loca, le seguiré llorando y recordando. Y sé que este pensamiento es malo, y que muchos me van a juzgar, pero no puedo dejar de decirlo y sentirlo (tal vez me condene por esto) pero porque le paso ese accidente a él que no le hacía daño a nadie, y no a tanta gente mala que anda en la calle robando, violando, intoxicando, incluso matando vidas y almas.
Están saliendo a pasear diario 40 minutos. Los paseadores me encargaron que comprara collares de castigo para ello. Mi manada es de perros grandes y no encontré collares talla XL. Los que compre les quedan justos. Güero y Negro eran inseparables, jugaban todo el día, y ese 28 de abril no fue la excepción. Güero le mordió el cuello como siempre, pero… esta vez su colmillo se atoro en el collar de mi angelito Negro y lo asfixio. Todo ocurrió tan rápido y cual película de terror. Vi cómo murió y no puedo olvidar sus ojos de desesperación… pero no pude desatorar el colmillo de Güero :( no lo pude ayudar.
Mi angelito Negro murió. Yo lloraba a gritos (lo sigo haciendo) Estaba sola en casa. Llegaron los vecinos y familia y se tuvo que llamar a los bomberos porque nada mas no podíamos desatorar a Güero. Bendito Dios Güero esta lastimado pero no de gravedad, y ahora duerme en su cama, junto a los demás.
Mami sabe que perdió a uno de sus hijos (aunque no permitimos que lo viera muerto) es mamá y lo sabe…
Llora en silencio lo pude ver en sus ojitos color verde… y yo siento que le fallé. Le prometí que jamás le pasaría algo a ella o sus hijos… y falté a mi promesa :( Lo enterramos en el jardín de la casa junto a otras mascotas que hemos tenido.
Aquí descansa en su casa, junto a su familia perruna y su familia humana, y no falta decir que siempre vivirá en mi mente y en mi corazón, porque el junto a sus hermanos son los seres vivos que más han hecho por mí que los propios humanos.
Mis manos están maltratadas por el uso de cloro y llenas de callos por la escoba. Mis pies siempre están negros y secos por andar jugando con ellos descalza. Me enseñaron a compartir y no ser tan egoísta como lo era, bueno hasta me sacaron de mi relación tóxica. Me enseñaron que el arreglo físico y la ropa te pueden hacer feliz, pero jamás llenarán tu alma, como cuando te reciben nueve perros cuando llegas a casa, no hay punto de comparación… se me ensancha el corazón!
Definitivamente salvar a estos perros, hoy mi familia, ha sido un gran regalo que me ha hecho la vida.
Absolutamente les debo muchísimo, mucho más de lo que ellos me puedan deber, es más estoy en deuda con ellos. Llegaron a darle una gran lección; de amor y de agradecimiento, y cumplieron uno de mis sueños de niña: tener un asilo para animales. Aun no lo tengo, pero ellos son el principio.
Aunque hoy mi corazón llora a mares, tengo otras siete responsabilidades, que ahora duermen, allá fuera, y por ellos que me tengo que levantar mañana y tengo que seguir, lo cual no quiere decir que olvide a Negrito, y mucho muchos menos que olvide lo que ocurrió. Tener tantos animales es un gran responsabilidad; puede haber accidentes, peleas, enfermedades… no es juego, son vidas… y ellos solo cuentan con nosotros, sus dueños.
Lo que les quiero pedir es que si tienen más de un perro nos les dejen sus collares de castigo, esto es lo que yo aprendí de la peor manera y hoy se los comparto :( no quiero que muera ningún otro perro por este motivo.
Todos los animales del mundo se merecen amor y respeto, si esta en tus manos hacer algo por uno, uno solo… seria la gran diferencia, principalmente para ese animal indefenso que no sabe hacer otra cosa que mover su cola en agradecimiento y dar mucho AMOR; hagan la prueba y me cuentan…
Hasta la próxima.
I love Negrito <3