Hace unas semanas el presidente municipal reconoció que la carretera a las lagunas de Zempoala es peligrosa e incluso pidió no circular en esa ruta después de que obscurezca.
Ahora admite que quienes se dedican a robar combustible del ducto de Pemex tienen la protección de los vecinos, pese a la peligrosidad de su ilegal ocupación.
Lo anterior habla de la necesidad de un fuerte trabajo de concientización social, que permita a los pobladores desligarse de aquellos que delinquen. Las escuelas públicas tienen esa tarea, pero la mejora en la efectividad de la persecución de los delitos es la mejor forma de evitar esa complicidad que puede terminar en tragedia. Aplicar a cabalidad la frase de que el que la hace la paga ayudaría mucho a romper esa nefasta asociación.