Además de no pagar, en muchos casos ni siquiera se sabe el destino del dinero que conforme a la ley ya estaba destinado para fines específicos y no llegó.
Ese incumplimiento afectó lo mismo a los sectores educativos que al de Salud, al agro o hasta al mismo Poder Legislativo, que sigue sin estrenar nueva sede a pesar de que 500 millones de pesos fueron destinados a ese fin.
También se puede afirmar que la causa principal de que el gobierno del estado no tenga dinero parece ser la voracidad de quienes encabezan el gobierno morelense, que desde el primer minuto se sirvieron con la cuchara grande.
Sin ningún interés real por resolver los grandes problemas de Morelos, Graco Ramírez y su familia destinaron los recursos públicos hacia los proyectos que le interesan por los beneficios personales que reditúan.
Por eso no debe sonar exagerado que el grupo gobernante quiera repetir otro de sus "éxitos empresariales" en los terrenos de la reserva ecológica de El Texcal o cualquier otro sitio de aprovechamiento público que él gobernador pueda privatizar.
Por eso suena criminalmente lógico que le niegue recursos a la operación de los contrapesos creados para luchar con la corrupción. Al contrario, todo el dinero necesario fluye hacia sus incondicionales, con la falsa creencia de que los mecanismos de control del sistema político nunca se activarán en su contra.