Las autoridades sanitarias comienzan a pecar de cautas cuando lo que la gente requiere son datos fidedignos que le permitan tomar decisiones, que incluyen lo mismo no correr a las farmacias para comprar el medicamento que no necesitan –lo que produce desabasto– que mantener la calma para no confundir los síntomas con otras enfermedades.
La influenza es estacional y es cuestión de tiempo para que remita. Pero la población no puede estar expectante si se le niega la información.
La rápida propagación de rumores a través de las redes sociales obliga a actuar para que la información confiable prevalezca, por lo que los datos no deben manejarse con la reserva que hoy se aplica.