El camino hacia la igualdad de la mujer es largo pero se tiene que avanzar. Definir en una ley la llamada violencia obstétrica -toda conducta, acción u omisión que ejerza el personal de salud, de manera directa o indirecta, y que afecte a las mujeres durante los procesos de embarazo, parto puerperio- puede contribuir a mejorar la atención de género, pues quizá incentive a la adopción de mejores conductas que las actuales en las instituciones públicas de salud, donde es rutinario que una mujer embarazada deba sufrir malos tratos como parte de su proceso de control o en el mismo parto.