Hace mucho que la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Morelos (CDHEM) es apenas una estructura burocrática con escasa o nula trascendencia, debido a la partidización del proceso para elegir a su titular.
La defensa de los morelenses ante el abuso de alguna autoridad ha sido prácticamente letra muerta. El organismo se ha dedicado desde hace lustros a iniciar procedimientos “por oficio” de cualquier tema que aparece en los periódicos o las redes sociales, sin que el trabajo trascienda más allá de eso.
Los ciudadanos no perciben alguna utilidad de la CDHEM, lo cual es una lástima porque la institución debería ser garante del respeto al estado de Derecho.
Por eso es importante que se clarifiquen todos los aspectos de la última denuncia hecha por su actual titular, que parece no apegarse a la realidad.
A menos que lo que se persiga sea hundir más al organismo autónomo que desde hace tiempo solo sirve para dar empleos a los allegados.