El proceso electoral en marcha poco a poco comienza a despertar a los militantes de los más importantes partidos con registro en Morelos, apenas una fracción de los 21 que tienen registro.
Seguramente de los disensos entre las “grandes” siglas (quizá un eufemismo visto las pobres cifras que lograron en las urnas) se nutrirán de candidatos los partidos aún más pequeños o los nuevos.
Pero las disputas por las candidaturas entre los partidos tradicionales amenaza con salirse de los cauces institucionales y llegar a las medidas de presión que algunos grupos acostumbran, basadas en tomar de rehenes a los ciudadanos.
La sociedad morelense habrá de confiar en que todos aquellos que disputan una representación partidista usen los caminos que marca la ley y que todo conflicto se dirima dentro de las organizaciones.
En caso de no hacerlo los partidos deben recordar que hace apenas dos años y algunos meses el electorado casi los borra del mapa, algo que de nuevo se puede repetir.