Casi todos los ayuntamientos morelenses se encuentran en graves problemas económicos, los cuales atribuyen a los efectos de la pandemia, cuando en realidad el covid 19 no hizo más que agravarlos, pero esos problemas ya se arrastraban no desde ayer, sino desde mucho tiempo.
La mayor parte de las actuales administraciones municipales hizo muy poco o nada para tratar de enderezar sus finanzas.
Salvo excepciones, los altos funcionarios y los integrantes del cabildo no han dejado de recibir elevados ingresos, además de que los planes de austeridad en muchas de las alcaldías fueron más simbólicos que prácticos.
Pero ahora que se buscan más ingresos debería considerarse la administración de los recursos como una condicionante para aprobar aumentos en el cobro de impuestos y derechos.
Los que no hicieron esfuerzos comprobables por reducir adeudos y gasto corriente deberían simplemente seguir como están.