La elaboración del presupuesto 2021 para Morelos es ahora un rompecabezas sin solución aparente: la caída de los ingresos debido a los efectos de la pandemia y al recorte aplicado por el gobierno federal hacen más notoria la tradicional ausencia de ingresos propios de importancia, lo mismo para la administración estatal que para los municipios.
Parece que se ha llegado al límite en el esquema de ser un estado netamente receptor de recursos federales, porque la operatividad gubernamental está en vilo para 2021.
Los legisladores tienen una enorme tarea y muy poco tiempo para realizarla, pero quienes encabezan los entes que recibirán el presupuesto deben ofrecer la máxima flexibilidad posible, porque lo que abundan son las necesidades apremiantes que se han acumulado en el último lustro más las que ha traído la pandemia. Así es que no hay mucho de dónde escoger.
Por lo menos se debe hacer el esfuerzo para garantizar la operatividad d ellos servicios públicos esenciales, a fin de que su ausencia no afecte más la vida de aquellos que de por sí ya son vulnerables.