Las reformas legales que prohíben la propaganda sexista o discriminatoria constituyen un notable avance social, porque evitarán cosificar lo mismo a la mujer que a diversos grupos vulnerables.
Sin embargo, el criterio de qué mensajes caen en el supuesto señalado quedará a criterio de un funcionario público, lo que se prestará a abusos y hará que la reforma termine por ser consolidada o echada atrás por el Poder Judicial federal.
Definitivamente el tema es importante y habrá beneficios por los cambios introducidos en dos leyes, pero su aplicación debe reglamentarse de tal manera que no haya dudas y no se deje un resquicio para la interpretación caprichosa, porque eso puede ser utilizado después como instrumento de represión de las ideas.