La llegada del semáforo amarillo a Morelos no significa que el riesgo de contagiarse de covid-19 ha desaparecido. Ninguna de las medidas de protección debe relajarse, lo que incluye conservar una separación mínima entre personas cuando se acude a un lugar público.
La cancelación de las fiestas oficiales con motivo de la independencia de México puede dar lugar a festejos privados que concentren muchas personas, con el peligro que eso significa.
Sería irresponsable caer en ese descuido, pero no debe descartarse que gente que carece de civismo se atreva a desafiar a la enfermedad.
El problema es que el precio puede ser muy alto, no solo a nivel individual sino a nivel social, ya que quienes resulten contagiados pueden incluso perder la vida.
El virus es una realidad con cuya peligrosidad vamos a convivir al menos un año y no es momento -no habrá esos momentos, al menos hasta que haya una vacunación masiva- de poner en peligro los pocos avances conseguidos en seis meses de pandemia. Además, volver al semáforo rojo sería desastroso para la economía.