Los aspirantes a una plaza docente en el sistema educativo estatal nos enseñaron ayer que los viejos métodos puestos de moda por las normalistas de Amilcingo siguen en pie.
Nuevamente los ciudadanos fueron usados como rehenes para conseguir -aunque sea limitadamente- un fin particular. La reunión que tendrán hoy con autoridades locales se logró a un alto precio para la población que debía circular por la avenida Plan de Ayala.
Aparentemente no necesitaron ser azuzados por un sindicato, partido o agrupación, porque les bastó con emular las técnicas de otros grupos, pero sin reflexionar en las consecuencias que esto produce.
Ninguno de esos profesores enseña civismo porque la materia desapareció de las aulas hace varios lustros, aunque los efectos de esa decisión se notan ampliamente.
Justo ahora que la sociedad lucha contra un enemigo invisible pero poderoso se requieren ejemplos que motiven a toda la población a caminar al mismo paso, a fomentar los valores, la unidad y el interés superior.
Los alumnos de estos profesores tampoco serán sensibles a las necesidades de los otros, porque quienes los van a formar carecen de esa sensibilidad.