Aunque en Morelos nos encontramos precisamente en el inicio del momento más alto de la epidemia, indudablemente soñamos con regresar lo más pronto posible a “la normalidad”, como llamamos a la forma que veíamos y enfrentábamos el mundo antes de la llegada del covid-19.
Sin embargo, son demasiadas las señalas de que nunca volveremos a lo que dejamos atrás y que el regreso será duro, pero debemos visualizarlo para lograr una recuperación lo más acelerada posible.
Bastaría con recordar los esperados daños a la economía, la alteración de los programas de gobierno, la imposibilidad de que se repitan las altas concentraciones de personas o que el turismo y los viajes se recuperen a los niveles anteriores para comprender que muchas cosas deberán construirse casi desde cero.
La única manera de enfrentar semejante tarea es en la unidad, no solo social sino política y económica.
Todo lo que ahora es causa de conflicto y división debe quedar superado. Las instituciones paralizadas por los antagonismos deben reactivarse y en general todo aquello que sirva deberá ponerse al servicio de una sociedad sorprendida, lastimada quizá, pero no derrotada.