El proyecto de limpieza de las principales calles del Centro de Cuernavaca anunciado ayer por las autoridades municipales requiere de una amplia participación de los ciudadanos, no solo de aquellos que desarrollan su vida económica en el primer cuadro, sino de todos los que pasan por allí.
Luego de que el gobierno anterior utilizó esa emblemática parte de Morelos (a la que llamó “ecozona”) para hacer negocios disfrazados de obras de remodelación, cambiar la imagen de Cuernavaca requiere de recursos que se esfumaron en los bolsillos de los exfuncionarios, pero aún puede hacerse mucho solo con la voluntad ciudadana.
Mejorar la recolección de basura no requiere únicamente de que el servicio se preste con más frecuencia, sino que la gente no arroje basura en lugares inadecuados.
Esto es, se requiere desarrollar la conciencia cívica en favor de una causa común.
Las marchas y plantones fueron el primer paso para dañar la actividad económica del centro histórico. A eso siguió la degradación del lugar y las obras llenas de corrupción fueron la puntilla.
Hoy se necesita revertir todo eso y la colaboración entusiasta de la gente puede hacer la diferencia.