La arraigada costumbre de utilizar artículos pirotécnicos para “celebrar” fiestas populares ha sido la causa de incontables accidentes y numerosas tragedias.
Quienes comercian con esa peligrosa mercancía han sufrido varias víctimas y aún así insisten en continuar.
En los pueblos de cultura indígena alegan que vender cohetes (que ahora se manufacturan principalmente en China) es parte de sus usos y costumbres, con lo que justifican una acción que pone en peligro a la ciudadanía.
Es indudable que mientras haya demanda habrá oferta, por lo que se requiere de una campaña de educación ciudadana para que desde los hogares se hable del peligro de la pirotecnia, a fin de que se desestimule su uso.
Mientras tanto, seguiremos contando víctimas, ya sea de los pequeños accidentes caseros o percances más graves, que dejan duras secuelas materiales, así como heridos y, a veces, decesos que pueden evitarse.