La economía circular, entonces, está en la intersección de los aspectos ambientales y económicos. En el sitio de internet http://economiacircular.org se explica todo lo que tiene que ver con esta teoría que está siendo seriamente impulsada en Europa. Se trata de aprender de la naturaleza donde no hay basura, sino que todo es alimento de alguna manera. Lo natural –como las plantas, los árboles, los animales, los insectos, todo tipo de flora y fauna– regresa a la tierra. Los desechos se convierten en nutrientes para las plantas. La composta que manejamos en nuestras casas nace del mismo concepto: los desechos orgánicos (naturales) se descomponen para convertirse en una tierra rica llena de nutrimentos. ¿Qué es lo que permite este proceso natural? El sol. Es una fuente de energía que nos da luz, calor y todo lo necesario para amparar la naturaleza.

Nuestra economía actual se basa en un proceso lineal de extracción, fabricación, utilización y eliminación. El problema recae en nuestra incapacidad de reciclar y reutilizar lo que producimos. No es exactamente que seamos incapaces, pero se nos hace más fácil tirar que reciclar, y allí está el problema. Reciclar residuos es entonces uno de los objetivos pero otro, aún más importante, es el de minimizar el consumo de energía. Hoy en día utilizamos una sorprendente cantidad de energía para deshacernos de los residuos. Claro, el concepto se basa en la idea que la energía debería proceder de fuentes renovables. Es una lástima que en México estemos actualmente invitando licitaciones para la extracción de aún más petróleo y gas del océano y de tierras mexicanas…

El concepto circular no es nuevo. Tiene años de existencia, pero no fue hasta que Ellen MacArthur, la valiente navegante británica que dio la vuelta al mundo en solitario, creó su fundación en 2010, que se empezó a promover dicho concepto. A través de ella (www.ellenmacarthurfoundation.org) el tema ha sido impulsado con gran éxito por líderes académicos y políticos alrededor del mundo. Celebridades como Meryl Streep, Brad Pitt y Arnold Schwarzenegger, entre otros, lo apoyan abiertamente.

Desde el punto de vista económico y empresarial el concepto también resulta muy convincente. McKinsey & Company, consultores internacionales de negocios, han analizado de cerca la premisa. Según su reporte (disponible aquí: www.ellenmacarthurfoundation.org/business/reports/ce2014), tanto la balanza comercial como la creación de más empleos mejorarían y aumentarían de manera impactante. Es a través de grandes empresas que el concepto está ganando popularidad. Sin embargo, hay todavía muchos empresarios que no saben nada de esta teoría. Y, claro, es necesario que los gobiernos den su apoyo a la idea de una economía circular con la legislación necesaria, además de introducir incentivos y metas realistas.

Para convertir nuestra economía a un modelo circular se necesitan educación, nuevas competencias y gran rediseño de procesos, entre muchos otros aspectos. Suena retador, pero es un concepto factible, viable y alcanzable: sólo se requiere de un compromiso serio para lograrlo. Las escuelas y las universidades lo tienen que enseñar y promover, y el mundo empresarial, además del gobierno, lo tiene que adoptar y apoyar. Yo diría que es urgente.