Han terminado las fiestas de fin de año. Llevamos seis días de este nuevo ciclo y la pregunta que sigue estando al borde del cuestionamiento interno es ¿Qué objetivos busco para este nuevo año? Sabemos que un ciclo ha terminado y nos urge, así pareciera, tener nuevos objetivos. Pero me pregunto muchas cosas, obviamente, primero de carácter personal, por ejemplo, si he logrado los objetivos que al cierre de otros años me planteé.
Si he de ser sincero, la respuesta es negativa. Veo los problemas que nos conciernen como sociedad y me parece que debemos seguir buscando la unidad para vivir mejor. Debemos preocuparnos por todo y por todos. Pensar más en el “nosotros” que en el “yo”, porque esa es la esencia de la sociedad.
De acuerdo a la Real Academia Española de la Lengua, la palabra “sociedad”, tiene, entre otras definiciones, la siguiente: Es el conjunto de personas, pueblos o naciones que conviven bajo normas comunes; es la agrupación natural o pactada de personas, organizada para cooperar en la consecución de determinados fines; y hasta existe la definición para los animales: Agrupación natural de algunos animales. Por ejemplo, las abejas viven en sociedad.
Por tanto, una verdadera sociedad debe vivir en común acuerdo para vivir en armonía, en paz, en concordia, en unidad. ¿Se imaginan que alguna o algunas de las abejas se negaran a hacer lo que les corresponde? Se rompería la armonía del universo.
Algunos dicen que el peor pecado que Dios nos dio, fue la libertad, porque cada persona hace lo que se le da la gana y que por eso existe la delincuencia. Mi opinión es que la libertad es el mejor regalo que Dios nos dio porque eso nos permite buscar nuevas maneras para hacer las cosas y mejorar. Tenemos sentimientos que nos hacen empatizar con los que están pasando por situaciones difíciles. Somos capaces de aprender muchas cosas para hacer el bien… pero también para hacer el mal. Tenemos capacidad de elección. Esa capacidad que hace la diferencia entre nosotros y los animales.
Y, sin embargo, pareciera que ahora no nos importa la comunidad y que las personas buscan, cada vez, ser más individualistas. Pareciera que no les importaran los demás. Todo lo quieren para ellas mismas. Pero tenemos que entender que no podemos seguir viviendo así porque ese pensamiento individualista es lo que nos está acabando. Nosotros, los seres humanos estamos acabando con nuestra especie. Sabemos que, si el ser humano se extingue, le haríamos un gran favor a la Tierra. Ella continuaría su existencia. La Tierra tiene la capacidad de autoregenerarse. Seguro pasarían miles o millones de años para que eso se lograra, pero la Tierra seguiría su curso. Si te interesa, ve el documental “What would happen if humans disappeared?” No estoy seguro, pero creo que en español se llama “La tierra sin humanos” del History Channel.
Es fundamental que nos demos cuenta, y que actuemos en consecuencia, que somos nosotros, los seres humanos, los que debemos cambiar nuestras acciones. Ustedes dirán que eso les corresponde a las grandes empresas y a los gobiernos, pero también, nosotros, los ciudadanos, desde nuestras trincheras, debemos hacer lo que nos corresponde.
Podemos vivir bien. Podemos vivir en paz. Podemos vivir en armonía y contar con buenos gobiernos que se preocupen, ocupen y actúen en beneficio de las comunidades. Pero también nosotros tenemos que saber conducirnos a nosotros mismos y a nuestras familias. Sobre todo, a los jóvenes. Ellos actúan y se comportan de acuerdo a nuestras enseñanzas.
En cuestiones educativas, por ejemplo, desde hace algunos años, varios países trabajan en desarrollar las “habilidades blandas”, que son aquellos atributos o características de una persona que le permiten interactuar con otras de manera efectiva, lo que generalmente se enfoca al trabajo, a ciertos aspectos de éste, o incluso a la vida diaria.
Son el resultado de una combinación de habilidades sociales, de comunicación, de forma de ser, de acercamiento a los demás y otros factores que hacen a una persona dada a relacionarse y comunicarse de manera efectiva con otros. Estas habilidades tienen relación con lo que se conoce como inteligencia emocional. En estos momentos trascendentales, valen más estas habilidades que el desarrollo de otro tipo de competencias. Tenemos que regresar a lo básico. Tenemos que deconstruir nuestras comunidades. Es decir, tomar lo que tenemos y jugar con las piezas para armar el rompecabezas de mejor manera. Tenemos que ser creativos para recomenzar. La creatividad nos puede ayudar. Pero recordemos que cuando encontramos la solución de un problema, esa solución nos va a dar como consecuencia otro problema. Por ejemplo, y los dejo con este cuestionamiento: ahora que ya no se van a dar bolsas de plástico en los supermercados para contribuir al mejoramiento del medio ambiente: ¿Qué va a pasar con las personas de la tercera edad que están laborando ahí? Y así como esta pregunta, hay muchas más. Se reciben opiniones y posibles respuestas.
Por ahora los dejo con el deseo de que este año se cumplan todos sus proyectos nuevos. Y los que nunca se han cumplido, los retomen. Tal vez esos sean los que valgan la pena.
P. D. Este año 2020, de acuerdo a la ONU, es el año internacional de la sanidad vegetal. Las plantas constituyen el 80 por ciento de nuestros alimentos, pero sufren la amenaza constante y creciente de plagas y enfermedades. El objetivo es concienciar a nivel mundial sobre cómo la protección de la salud de las plantas puede ayudar a erradicar el hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico. Espero que nuestras autoridades ya estén trabajando en el tema. Nos avisan, por favor.