"Ni la tierra, ni las mujeres
somos territorio de conquista.”
-Consigna en la marcha “Nos queremos vivas”-
Este domingo no fue un domingo como cualquier otro. Cuando era más joven llegaba como a esta hora al kiosco, compraba el periódico, me dirigía a alguno de los restaurantes de nuestra Cuernavaca y me sentaba a leerlo mientras disfrutaba de una rica naranjada. Todo era tranquilidad y paz en el zócalo. Sin embargo, el sentimiento de esta mañana fue radicalmente opuesto. Ver a nuestras mujeres, madres de familia, estudiantes, trabajadoras, mujeres que venían de diferentes lugares para manifestarse a favor de la vida, a favor de la mujer, y en contra del machismo, la violencia de género y de los feminicidios, me hizo reflexionar en lo que se ha ido de nuestra vida. Se fue la paz, se marchó la tranquilidad de nuestras vidas. Nos dejaron el temor y la incertidumbre. El escuchar testimonios del miedo que sienten las mujeres al salir de sus casas es terrible. Si para mí, como hombre, pensar que le pueda pasar algo a mi hija me angustia, me pregunto qué siente una mujer al caminar sola por estas calles inseguras. Vi muchas pancartas con mensajes muy fuertes para hacer conciencia: “Disculpe las molestias, pero nos están asesinando”, para aquellos a quienes les molestan las manifestaciones. O “nos queremos vivas, libres y sin miedo” para los que no alcanzan a comprender el temor de una mujer que sale a las calles y se enfrenta a cualquier tipejo que se dirige a ellas como si fueran un objeto y sin el menor respeto. “Somos el grito de quienes no tienen voz”, se leía en otra pancarta que, para mí, significa la voz de una mujer que desapareció y no se ha vuelto a saber de ella, y cuyos padres viven con la angustia de lo que le estará sucediendo.
Los testimonios de las madres de familia que sufrieron el asesinato de alguna de sus hijas son muy dolorosos. En un video que circula en youtube, una de ellas asevera que mataron a toda su familia, los dejaron sin vida. Los dejaron sin libertad. Otra guarda un mechón de su hija para llevarla siempre cerca. Otra madre argumenta que así como hay cadenas de corrupción e impunidad en el gobierno, todos nosotros como sociedad, debemos crear una cadena de justicia, de dolores compartidos, de visibilizar estos hechos. Hay que levantar la voz.
Vi muchas mujeres y muy pocos hombres en esta marcha. Este es un problema que afecta de manera directa a las mujeres, pero también es un problema social que nos atañe y afecta a todos. Padres, madres, hijos, hijas, hermanos, hermanas, comunidad. Estoy seguro que muchos padres y madres, yo incluido, estamos con la preocupación, ya cotidiana, desde que salen nuestras hijas por la mañana, hasta que regresan a casa. No podemos seguir así. No debemos seguir así. Las autoridades deben actuar en consecuencia y realizar las acciones que hagan falta para acabar con este flagelo. Y no debemos aceptar como sociedad, salidas fáciles de los funcionarios. No se trata de si son mujeres que se dedican al oficio más antiguo del mundo. Nadie tiene derecho a quitarle la vida a otro ser humano. Esas declaraciones, lo único que hacen es culpar a las víctimas. ¿Dónde quedan los victimarios? Se tienen que analizar las causas y actualizar las políticas públicas correspondientes. E igual de importante es el hecho de llegar hasta las últimas consecuencias en las estrategias policíacas y de investigación para que caiga todo el peso de la ley sobre los responsables. ¿Dónde están las cámaras de las que se hizo tanta alharaca en el sexenio de Graco?
La revista Proceso dijo que en los primeros doscientos días del gobierno actual ya se habían dado treinta y nueve feminicidios. Esta mañana, en las pancartas, se hablaba de cincuenta y nueve. Es una vergüenza la incapacidad de las autoridades correspondientes. Es lamentable que el terror siga siendo el pan nuestro de cada día.
El Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF) ha alertado que el 70% de los feminicidas tiene el estatus de “desconocidos”, mientras que el 30% de los agresores se ubican como “conocidos” de las víctimas. Y sólo en el 20% de los casos quien comete el crimen es la pareja, o expareja. Y de acuerdo al informe presentado por la Comisión Independiente de Derechos Humanos, del año 2000 a enero de 2018 se registraron ya 851 feminicidios en nuestro estado.
A esto hay que agregarle los del mes de febrero a diciembre del 2018 más los de este 2019 del nuevo gobierno. Fácilmente en diecinueve años han sobrepasado los mil asesinatos de mujeres por razones de género.
Levantemos la voz. No nos quedemos callados ni calladas porque, como dijeron en la marcha:¡Ni una más! ¡Las queremos vivas!